Capítulo 24

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Al día siguiente de su discusión. Zoro se encontraba dándole dinero a Adán que había ahorrado de las recompensas que recibió por matar a un par de bandidos.

-Esto debe ser suficiente para pagar el arreglo de las espadas y hasta darse algunos lujos con otras cosas.

El anciano recostado en su reposet, con sus dos manos muy temblorosas, apenas pudiendo moverlas, buscó la mano que le ofrecía el dinero y sin tomarlo cerró el puño del muchacho con los billetes en él y lo empujó hacia su pecho.

-Hijo, no necesito dinero. El pedirte que te quedaras fue sólo una tonta excusa para acercarte a mi hija y te la llevaras contigo una vez yo muriera.

-Realmente la amo, Adán. Pero ella no me quiere a su lado. No está lista para abrirse a mi y aceptarme en su vida con todo lo que conlleva. Tal vez se deba a su mala experiencia con Rosinante, no lo sé, pero me duele verla sufrir porque yo trato de forzar algo en ella que tal vez nunca en su vida pueda superar, aún si yo amo también esa parte de su ser.

-Creo que cometes un grave error.

-Es lo único que estoy seguro hago correctamente, mi presencia aquí está malgastando su espíritu. Sé que faltan todavía dos semanas para que el tiempo se cumpla, pero ya no queda más que hacer por este lugar y yo ya no sé que más hacer por ella.

-Zoro, no es tu responsabilidad hacerla feliz, es una carga que tu no debes llevar. Pero ustedes se aman, mis ojos ciegos lo han visto, lo hacen con vehemencia. Te equivocas al pensar que ella sentirá paz una vez que te vayas -Adán hablaba muy lentamente, su senil voz, estaba quebrada por los años y su enfermedad-. En mi arrogancia, pensé en dejarle este lugar para que ella hiciera de él su hogar. Pero su hogar no está aquí, su hogar esta allá afuera, en los mares, en otras islas, haciendo justicia por todos nosotros. La responsabilidad de hacerla una mujer fuerte, pensé en hacerla mía, pero ahora esa responsabilidad recae en ti -le dió palmadas en la mano con dinero del muchacho que aún sostenía-. Libéranos a todos junto con ella, sácala de su propia tristeza con tu amor y tu honor. Salva a mi hija. Para que ______ pueda liberarnos en este mundo dominado por gente despreciable ella tiene que beber, respirar y sudar amor propio. La bondad de _______ es lo único que me llevaré a la tumba.

En eso Adán comenzó a respirar fuerte y sus labios empezaron a ponerse morados, luego estaba convulsionado.

-¡_______! -llamó Zoro insofacto a la muchacha.

La chica entró rápidamente a la habitación y al ver al viejo en ese estado gritó como tratando de sacarlo de esa crisis:

-¡Adán!

En tres movimientos había sacado una jeringa del carro rojo que tenía en casi cada habitación, se la inyectó a sí misma en su muslo para extraer de su cuerpo cloruro de potasio e inmediatamente y sin pensar se la clavó en el pecho a Adán para verter su líquido. Recostó totalmente el reposet y con desespero sacó los desfibriladores.

-Zoro, rompe su camisa -él obedeció sin pensar mientras ella sacaba del carrito un gel para electroshock. Se lo untó al anciano y encendió los desfibriladores y le dió una descarga- ¡Mierda Adán, reacciona! -le dió un ambú a Zoro y le explicó con prisa:- pon la mascarilla en su boca y aplasta la bomba tres veces tan fuerte como para sentir que se inflan sus pulmones -Zoro atendió la orden en movimientos automáticos-. Todavía no te me vayas Adán. Aún no es tiempo de que me dejes -le decía desesperada, sin perder la concentración de su reanimación, cuando el chico terminó de bombear, le gritó- ¡Despeja! -y le dio otra descarga. Repitieron esta operación hasta que Adán jaló aire fuerte por sí mismo.

En ningún momento despertó, su cuerpo ya estaba muy cansado. Después de canalizarlo y hacer arreglos con normogotero, solución salina con algunos medicamentos, ponerle unas puntas nasales conectadas a un tanque de oxígeno, entre otras cosas, _______ pudo tranquilizarse. Acariciaba la cabeza del anciano con mucho cariño y no dejó de mirarlo con tristeza, pero con un dejo de alegría porque él seguía en esta vida, con ella.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora