Capítulo 10

490 96 105
                                    

Todo iba bien, me trajo una sudadera para que no me congele y comimos en el jardín, hizo lasaña vegetariana, debo decir que me sorprendió mucho, no pensé que supiera cocinar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo iba bien, me trajo una sudadera para que no me congele y comimos en el jardín, hizo lasaña vegetariana, debo decir que me sorprendió mucho, no pensé que supiera cocinar. Íbamos a pedir helado de crema del cielo, pero entonces mi celular comenzó a sonar.

No planeaba atender, pero después de que insisten cuatro veces León se pone de pie para ir por él.

—Puede ser importante —comenta mientras camina a la mesita en la que habíamos dejado las cosas.

—¿Quién es? —le pregunto en cuanto llega.

—Dice "Chico pastelito".

Me pongo de pie para buscarlo, no se me ocurre el por qué Renzo me llamaría, nunca lo ha hecho.

—¿Me das un minuto? —le pido con un poco de pena— Es mi amigo y jamás me llama, tal vez le pasó algo.

—Claro, llevaré los platos dentro. —Me deja un besito pequeño y regresa a la mesa.

Ya no está llamando, así que me toca llamarlo a mí.

Responde al primer tono, pero no dice nada, puedo escuchar su respiración y como si intentara decir algo pero no lo consiguiera.

—¿Algo va mal? ¿No me puedes hablar? —me preocupo de inmediato.

Nada, sigue sin palabras, pero algo dentro de mí me dice que me necesita, y un mensaje suyo lo confirma aún sin terminar la llamada.

Es su ubicación, está en el hospital. Otro mensaje llega enseguida:

Chico pastelito – en línea

Mi mamá...

—Ya voy, ¿sí? —Me apresuro a tomar mi bolso—. Dame cinco minutos...

—Solo... háblame —murmura muy bajito.

—Claro, no cortes, deja que aviso que me voy.

Silencio el micrófono por un momento y me acerco a León.

—¿Te vas? —pregunta un poco decepcionado.

—Sí, de verdad lo siento... su mamá está en el hospital, parece que es algo grave.

—Está bien. —Me sonríe— ¿Necesitas que te acompañe?

Bueno, teniendo en cuenta que Renzo no es la persona más sociable del mundo no creo que sea buena idea.

—No, gracias —Me pongo de puntitas para dejarle un besito y camino hacia donde dejé mi auto, pero antes de llegar me volteo a decirle—: Te debo el postre, no creas que lo olvidé.

—No dejaría que lo hagas... —responde con una sonrisa de lado.

Le lanzo un beso a lo lejos y le quito el silencio al celular para volver a hablarle a Renzo. Al parecer cuando las cosas van mal es aún mas difícil hablar para él, y aunque no sé qué paso él solo quiere escucharme.

Por una palabra [PR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora