Capítulo 24

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RENZO

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RENZO

Creo que estoy enamorado de ella.

Bueno, en realidad sé que es así, pero decir "creo" antes de una afirmación tan fuerte no me hace sentir tan tonto como el hecho de que ella aún no se siente así por mí.

No puedo dejar de mirarla de este modo, aun siendo consciente de que mis ojos son muy evidentes, no puedo despegarlos de ella mientras acaricio su rostro con el dorso de mi mano.

Tuve sexo por primera vez a los dieciséis años, con Jazmín. No había estado con otra mujer hasta hoy, por eso creo que también me tardé tanto, porque me daba un poco de ansiedad la idea, pero en cuanto pasó fue como si ella y yo...

No lo sé, sonará cursi o ridículo, pero fue como si ya supiera cómo se siente, había mucha confianza y comodidad, no se sentía como la primera vez.

Ahora estoy nervioso, creo que antes no lo estaba porque pensaba que lo nuestro tendría fin, y ahora que no lo tiene quiero que funcione, pero al mismo tiempo no quiero verme desesperado.

Necesito que todo fluya, así que mi único objetivo es no cagarla.

Dejo un beso en su mejilla, y poco a poco voy acercándome a su boca hasta que también dejo un besito allí.

Es increíble cuánto me gusta, y lo mucho que me acelera el corazón sentir su cuerpo tan cerca, esta vez sin alcohol ni dramas de por medio.

Solo ella y yo, nada más.

—Necesito... —susurro, conteniendo la respiración—. Quiero... Tengo muchas ganas de hacerte el amor, Ámbar.

Es que ni siquiera puedo hablar, las palabras se mezclan todas dentro de mi mente y no puedo decidir qué es lo que quiero decir.

Paso mis dedos suavemente por su hombro, solo lleva una camiseta de tiras finas por lo que puedo sentir la suavidad de su piel en la yema de mis dedos.

—¿Puedo? —le pregunto al oído.

—Lo que quieras, sí. —Sus palabras salen muy rápido, está nerviosa, y eso se me hace tierno.

Por algún motivo me encanta la forma en la que lo dice, y cómo logro intimidarla cuando incluso yo me siento intimidado.

Dejo un beso en su hombro mientras deslizo mi mano por su abdomen lentamente, y de pronto varias imágenes de hoy a la tarde llegan a mi mente.

Su carita de confusión en cuanto sintió que iba a correrse de otra forma, sus uñas en mi espalda, la forma en la que mordía su labio para no gemir y cómo de todos modos no lo conseguía...

Necesito todo eso otra vez, y luego volveré a necesitarlo, así constantemente en un ciclo sin fin porque creo que nunca tendré suficiente.

Me puse duro solo por recordarla, o por saber que puedo tocarla de nuevo, o no sé por qué, si en realidad apenas le di un besito en el hombro.

Por una palabra [PR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora