Por una palabra [PR #2]

Capítulo 11

Siento que apenas he dormido, me costó conciliar el sueño a pesar de que la cama de Renzo es muy cómoda, y ahora la voz de una chica me está trayendo de nuevo a la realidad.

¿Quién es y por qué no me deja dormir?

Algo dentro de mí me dice que no debo salir de la habitación, pero al mismo tiempo tengo que hacerlo porque me estoy haciendo pis.

Si hay algún problema, no es mío, así que de igual modo saldré.

La chica está en la sala, es preciosa, su piel es ligeramente morena, ojos verdes y unos rizos hermosos, ojalá los míos se vieran así.

Se ve confundida de verme allí, yo debo verme del mismo modo, ella le reclama algo a Renzo, pero lo hace en lengua de señas obviamente para que yo no la entienda, porque estoy segura de que me despertó su voz.

—Hola... —saludo entreviendo la incomodidad de la situación.

—Hola —responde ella, conservando la distancia—. ¿Quién eres y por qué duermes en la cama de mi novio?

Es su novia...

Me cuesta mucho caer en cuenta de lo que dice, intento no plasmarlo en mi expresión aunque dudo haberlo conseguido.

Renzo tiene novia... ¿desde cuándo? Estoy molesta, no sé por qué, pero estoy muy molesta.

¿Cómo es que no me lo dijo?

—Soy su amiga —respondo de forma amistosa—, lo acompañé al hospital y había que esperar hasta la mañana, dormimos separados, no pienses que...

—No pienso nada —me interrumpe de forma indiferente—. Supongo que tú eres Ámbar, ¿verdad?

Genial, a ella sí le habló sobre mí, pero no ha tenido ni un segundo para mencionarme a mí sobre su existencia.

—Sí, y tú... ¿eres Jazmín?

No sé por qué me esfuerzo por no dejar en evidencia a Renzo, debería decirle a la chica que no sabía que él tiene novia, y que si sé su nombre es porque el padre me confundió con ella cuando fui a verlo al hospital luego del disparo.

La chica sonríe, la tensión comienza a disiparse mientras camina hacia la cocina donde Renzo está recostado sobre la barra, su postura es más relajada, pero de todos modos yo no me siento cómoda.

—Sí, y seguro descubriste mi nombre de forma aleatoria —asiente soltando una risita mientras le da un golpecito a Renzo—, porque ¿este chico presumiendo a su hermosa novia? No, definitivamente eso no pasará en esta vida.

Ella lo conoce bien y no parece molestarle para nada. Yo sí estoy enojada, me siento incómoda y quiero irme, así que eso haré.

—Bien, te dejo en buenas manos entonces, ya me voy a casa —le doy una leve sonrisa y camino hacia la sala a buscar mi bolso que dejé allí.