Capítulo 2

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No lo volví a ver

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No lo volví a ver.

Pasaron muchas semanas, ni siquiera sé cuántas. Llegué a pensar que desapareció porque lo descubrí, aunque en realidad él me habló por sus propios medios y por un motivo bastante tonto. Probablemente pensó que yo se lo diría a todo el mundo y no fue así, solo lo sabían Gala y Octavio, y no volvimos a tocar el tema desde ese día, quedé como la loca y ya, no me importó.

Luego noté que tal vez estaba siendo demasiado egocéntrica al creer que se fue por mí, así que recordé al hombre del que se ocultó, y tal vez él es el motivo de su ausencia.

¿Y si lo encontró y le hizo daño? No es mi asunto... no es como si deba preocuparme...

De cualquiera de las dos formas me dejó con la curiosidad. ¿Por qué primero me habló de lo más natural y luego ya no, aunque eso lo ponía en peligro?

Llámenme loca, pero la teoría de los gemelos de Gala comienza a tener sentido.

Quiero investigar, al mismo tiempo siento que no es asunto mío y me preocupa el hecho de que eso no me detiene.

En estas semanas no ha ocurrido nada significativo con mi vida, mi mejor amiga se fue a Milán, fui a un karaoke con León y otros amigos, y decidí teñir mi cabello.

Sí, culpen a mis crisis existenciales, cuando quieres cambiar algo en tu vida y no sabes qué siempre comienzas por el cabello. Un flequillo no era opción, y cortarlo menos, amo mi cabello hasta la cintura. Así que aprovechando el hecho de que, exceptuando a mi mamá, era la única en la familia que no tenía el cabello rubio, ahora sí lo tengo, y me gustó bastante el resultado. Mis ojos son verdes, como los de mi padre, y siento que va bien con el rubio. Tal vez dure, tal vez a los días me aburra y quiera ser castaña otra vez, pero ahora estoy feliz.

Tengo una hora libre antes de mi próxima clase, aún me falta editar un trabajo que tenía que entregar hoy, así que me voy a la cafetería a mi sitio favorito junto a la ventana y abro la computadora.

Hoy estoy de buen humor, hay un día muy bonito y luego de esta clase tendré la tarde libre, busco música en Spotify, algo tranquilo para que no interrumpa mi lectura, y antes de regresar mis ojos a la computadora me fijo en la barra casi que instintivamente.

No sé qué me hizo pensar que estaría allí, debería hacerme a la idea de que mis curiosidades no podrán ser resueltas esta vez.

Pasan al menos veinte minutos en los que me sumerjo en la música mientras corrijo un trabajo que me quedé haciendo ayer en la madrugada, y que me toca entregar en la próxima hora. A veces es tan tarde y tengo tanto sueño que escribo cosas que no tienen sentido, por eso me toca corregirlo durante el día, cuando mi cerebro está más activo.

Estoy cantando, no lo había notado porque llevo audífonos, pero en cuanto una sombra se proyecta sobre mi cuaderno tomo conciencia de la realidad y levanto la mirada con un poco de pena por el mini concierto.

Por una palabra [PR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora