Capítulo 16

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ÁMBAR

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ÁMBAR

—Iremos a una fiesta esta noche —le aviso a Renzo apoyándome en la barra de la cafetería en la universidad.

—No me gustan las fiestas —gruñe con fastidio apoyando sus codos frente a los míos.

¿Por qué se pone tan cerca? Maldita boca perfecta que quiero morder.

—Es parte del trato, además acabamos de aprobar un examen en el que invertí muchísimo tiempo, ¿acaso no te alegras por mí?

—¡Muchísimo! —afirma fingiendo entusiasmo—. Pero me agrada más la idea de celebrar tú y yo, solos.

Oh, por Dios. Esto será difícil... Tener un Renzo sexy por allí rondando ya era difícil, ahora imagina tener un Renzo sexy queriendo seducirte en cada momento a dos centímetros de tu rostro.

Misión imposible.

—Parte del trato —le recuerdo en voz baja—, tienes que socializar con gente bonita.

—Investigar también era parte del trato —me recuerda, y aprovecho el momento para alejarme un poco y sacar uno de mis cuadernos de la mochila.

—¿Crees que no trabajo? —pregunto en tono inquisidor—. Ayer por la noche me metí en la base de datos de la universidad, tengo su dirección, su teléfono, su estado de cuenta, sus antecedentes penales, su número de documento y su pasaporte. ¿Con eso puede acceder a su legajo, señor abogado?

—Ha roto muchas leyes, señorita —me acusa acercándose incluso más.

—Oh, lo siento, ¿quiere que me arrodille a... pedir perdón mientras usted me recita el código penal?

—Puedo imaginarlo... —murmura sonriendo de lado.

—Irás a esa fiesta, y serás amigable y lindo —ordeno con la misma determinación.

—Iré, eso será todo —cede de mala gana.

—Así me gusta. —Sonrío con suficiencia, le dejo un beso en la mejilla y me dispongo a volver a la mesa con mis amigos, pero Renzo me toma el brazo de regreso.

—¿Ves a aquel chico? —pregunta mirando una de las mesas de la entrada.

Es el chico raro que me dice hola, el que me habló en la plaza hace tiempo y me dejó confundida.

—¿Qué pasa con él?

—Te ve raro, y no deja de hacerlo, ¿le hiciste algo malo?

—Nunca he interactuado con él... —niego recordando que, aun así, él me habló como si me conociera.

—Hay algo raro en la situación, no te acerques a él ¿Sí?

Su orden disfrazada de preocupación me dio risa.

Por una palabra [PR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora