Capítulo 17

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  ÁMBAR

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Bien, esto es incómodo. Estaba siendo buena evitando a León, y ahora saldremos todos juntos.

Además de que eso fue hace como cuatro días, y tal vez el hecho de traer a Renzo lo haga pensar que actúo por despecho, y nada más alejado de la realidad. Borré a León de mi radar en cuanto Renzo me besó, supongo que me gusta desde que lo conocí, solo lo estaba negando porque pensaba que yo no le gustaba a él.

Ahora vamos en un auto con mi tío Noah conduciendo, y tuvimos que hacer magia para entrar todos. Sin embargo, yo nunca protesto cuando quieren llevarnos porque eso nos quita responsabilidad, te puedes divertir y tomar, que luego sabes que vienen por ti y te llevarán a salvo a casa.

Nunca lo he visto como un control, muchas veces le he avisado a mis padres que no me recojan porque iba a irme con alguien de la fiesta, y nunca ha sido un problema, solo les envío mi ubicación y ellos están tranquilos.

Nos cuidan, es solo que a Isabella le gusta quejarse de todo.

—Esto es ridículo —dice rodando los ojos—. Es mucho más peligroso viajar unos sobre otros, que dejarnos conducir.

—No, no es peligroso si yo conduzco —vuelve a contradecir su padre, que va lo suficientemente lento para que no lo sea.

Voy sobre las piernas de Renzo, no me quejo, es cómodo. Su mano está sobre mi muslo porque no hay otro sitio donde ponerla, o tal vez sí, pero creo que allí está bien.

Luna fue rápida para sentarse delante, así que Arianna va sobre las piernas de León e Isabella en el medio.

—Esto es incómodo —se vuelve a quejar Isa, y en eso tiene razón.

—Lo es... —coincide León.

—Tú cállate, que si es incómodo es por tu culpa.

—¿Solo mía? —inquiere él, claramente molesto por la presencia de Renzo.

—Te molestas cuando decimos que eres un mujeriego, pero hay cuatro mujeres en este auto, y tú te comiste a tres, obviamente eres el que genera la incomodidad.

¿Tres? Me perdí de algo.

Amo lo directa que es Isabella, alguien tenía que decirlo y ella no dudó.

La mano de Renzo sobre mi pierna se tensa, enterrando sus dedos levemente en mi piel, lógicamente lo hace porque le molesta la situación y no puede manifestarlo, pero ve tú a explicárselo a mis hormonas.

—Pues, yo solo tomé la iniciativa con una... —se defiende él, y no estoy segura de que hable de mí, porque claramente no fue del todo él.

—Claro, y solo te enamoraste de una, y a las tres nos dices lo mismo —refuta ella, hábilmente.

Por una palabra [PR #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora