Capítulo 27: Voy a ser fuerte.

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¡Buenas! Ha pasado mucho tiempo y muchas cosas por las que no había podido seguir...

Pero finalmente decidí concluir este proyecto, lo iré retomando poco a poco, disculpen la tardanza.

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Rin aún seguía sin creer que realmente se encontraba en un país extranjero, al cual había sido arrastrado por un príncipe de la yakuza japonesa aspirante a rey.

En efecto, sus suplicas no habían obtenido el efecto esperado, de igual manera Kisumi se lo había llevado a Italia, donde por más que lo intentara no tenía ni puta idea de lo que estaban hablando, Kisumi por otro lado hablaba con un fluido italiano, que de no ser porque justo ahora lo que menos sentía hacia su persona era empatía, le hubiera parecido extremadamente sensual.

No se podía quejar, habían viajado en un jet privado, con un servicio a la altura de la situación. Aunque aprovechando que Kisumi y Nagisa no le prestaban atención al estar muy inmersos en la conversación con un delicado chico de cabello castaño y ojos color miel, que se escondían tras unas gafas de pasta negra, dándole un aire de inocencia, pero si Rin había aprendido algo en esos últimos meses de su vida, era a no juzgar por las apariencias.

Ya que el estereotipo de que los yakuzas lucían como todos los delincuentes que eran con pinta de no perdonar ni a su propia madre, estaba bastante alejado de la realidad, ya que la mayoría de los tipos pertenecientes a ese horrible mundo al que se vio arrastrado por estar detrás de unos pantalones, parecían príncipes inocentes sacados de los cuentos de Disney, pero en realidad eran despiadados y de sangre tan fría que se le ponían los vellos de punta.

No hizo ni el mínimo intento de huir, ya que evaluando sus opciones, no le quedaba mas remedio que quedarse quieto donde estaba, habían sido llevados hasta una elegante mansión, que por sus altas torres de ladrillo se asemejaba a un castillo, en la que no había una persona a la redonda que no estuviera armada, hasta las chicas del servicio lucían una elegante navaja, estratégicamente ubicada en sus muslos.

El pelirrojo suspiro resignado y seguro de que su estadía en ese lugar sería duradera, ya que no tenía ni una mínima posibilidad de escapar.

..

Esa mañana Rei se encontraba inusualmente desanimado, los miembros del clan desconocían el motivo de su desasosiego, de hecho nadie lo sabía.

Nadie más que él mismo, no pensó que le iba a dejar un sentimiento tan amargo, la partida repentina de ese molesto rubio, que desde hace un tiempo era indispensable para concebir su vida. No era el hecho de que se hubiera ido, si no, el no saber cuándo iba a volver a verle.

Es que solo había pasado una semana y no podía vivir sin ver esos rubios cabellos revueltos, prácticamente todas las mañanas.
Y es que si, aunque era duro, porque tenía que despertar más temprano de lo usual para volver a su lugar en el clan, comenzar a convivir con Nagisa había sido lo mejor que a Rei le había pasado en su vida, a nivel emocional. Habría asesinado a cualquiera que siquiera se hubiera atrevido a insinuar que iba a terminar rendido a los pies de una persona del clan enemigo, pero así de complicado era el destino.

La relación de Rei y Nagisa, funcionaba de maravilla, ya que ambos pasaban de largo del trabajo de su pareja, y nadie decía absolutamente nada, sobre su ámbito laboral, habían llegado a la conclusión de que esa era la única forma de hacer que su relación funcionara, fue un pacto silencioso que ambos hicieron. Se podría pensar que había poca comunicación entre ellos porque prácticamente su trabajo era su vida, pero al contrario tenían largas y tendidas conversaciones hasta altas horas de la madrugada, pero nunca nada que estuviera remotamente cerca de los que sus respectivos clanes estaban planeando.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2021 ⏰

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