Capítulo 12: Aún si es sexo del bueno, es solo sexo.

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¡Hi! Minna-san, al fin les traigo algo de suculencia, no sean muy fuertes conmigo, espero les guste...

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Rin quedo fascinado por el penthouse de Kisumi, ubicado en una de las mejores zonas residenciales de Tokio.

La decoración era moderna, minimalismo, muebles de cuero, vidrio y acero, todo en negro y rojo.

Aunque el pelirrojo quería seguir curioseando el lugar Kisumi no se lo permitió, lo embistió sin nada de delicadeza dejándolo prisionero con su cuerpo en la pared más cercana, y con las manos sostenidas por encima de su cabeza.

—No te vas a salvar de esto — Gruñó Kisumi excitado, mientras señalaba la marca que había dejado Rin, este sonrió satisfecho.

Una vez dejaron el restaurante Kisumi vio la pronunciada marca que el pelirrojo había dejado en su cuello por el espejo retrovisor, estuvo caminando por el restaurante con ella al descubierto, ese era el motivo por el que las personas cuchicheaban cuando lo veían pasar, aunque eso le importaba en lo más mínimo.

Aun así él quería su venganza, el pelirrojo no saldría bien parado de esa.

El pelirrosa atacó los labios del menor que le sonreía con superioridad por el buen trabajo que había hecho, y eso que ese no era su objetivo principal.

Rin correspondió al candente beso con la misma intensidad del mayor, Kisumi interrumpió el beso clavando sus dientes en el labio inferior del pelirrojo, haciéndole chillar, por la sorpresa y el placer.

La entrepierna de Rin estaba reaccionando, y como no podía hacer nada con sus manos, balanceo las caderas para restregarse con el mayor y provocarlo.

Kisumi sintió el duro miembro de Rin frotándose con el suyo con impaciencia, eso lo hizo sonreír lascivo.

—Espero puedas soportar lo que pides, Matsuoka-kun — ronroneo el mayor sugestivo en el oído del pelirrojo haciéndole estremecer.

Kisumi dejo libre las manos de Rin, y este sintiendo su libertad casi que le arrancó la camisa de mezclilla al mayor, rompiendo incluso algunos botones.

Rin se lamió los labios al ver el formado abdomen de Kisumi, estaba definido pero sin llegar a lo exagerado, adornado por un delicado tatuaje de una rama de cerezos en flor, que iba desde la entrada del abdomen hasta la mitad de las costillas, el color rosa de los pétalos combinaba con el cabello de Kisumi.

—Es precioso — dijo Rin extasiado, deslizando los dedos por toda la extensión, la piel del pelirrosa era suave y ardía bajo su tacto— ¿Que significa? — preguntó curioso.

—Es muy pronto para saberlo — Kisumi atrajo a Rin por la nuca y volvió a besarlo con pasión, y levantándolo del suelo, el pelirrojo enrollo sus piernas en la cintura del mayor.

Rin se aferró al cuello de Kisumi, ese hombre besaba como los dioses, sus lenguas llevaban a cabo una fuerte lucha por el control, Rin era versátil, no le importaba ir a arriba o abajo.

Pero con Kisumi definitivamente iría abajo, y no se equivocó porque al llegar a la habitación el mayor lo dejo caer en las sabanas de seda negra, y se poso sobre él, sin despegar sus labios.

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora