Capítulo 13: Celos

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Habían pasado varios días desde la última vez que Makoto hablo con Haru.

Sousuke lo tenía ocupado, estaba haciendo unos negocios con un tipo extranjero, y esa persona no era precisamente confiable. Por eso Sousuke lo necesitaba a su lado, a su habilidad, porque el “aliado" no era débil.

Sólo lo había visto cuando pasaba a recoger a Gou, y porque él pedía hacerlo para conseguir ver a Haruka, y lo hacia casi siempre, pero solo compartían saludos a la distancia, y a hace rato que para el castaño solo verle dejo de ser suficiente.

Quería escuchar su voz, calmada y suave.

Y que el peculiar perfume del pelinegro, vainilla, grafito y algo de caballa, llenara sus fosas nasales.

Además de ahogarse en el océano de sus ojos.

Pero el maldito trabajo lo tenía esclavizado.

Ese día había terminado un poco antes de lo habitual, y esperaba a la pelirroja recostado en su auto, aun faltaba para que salieran.

Pudo ver a su adorado pelinegro caminando apresurado, el castaño camino con la intensión de acercarse y hablar un poco con él.

Haruka salió un poco antes de clases porque era el último día. El año culmino, y dentro de unas dos semana comenzaría su penúltimo año en la universidad, tendría que irse caminando porque era fin de semana, además de haber terminado el año y  Rin tendría una reunión de tragos con unos amigos, que él no toleraba en lo más mínimo.

Tal vez fuera a cenar fuera, o podría cocinar algo diferente... La pequeña distracción de Haruka, hizo que se olvidará por completo del suelo irregular, por algún motivo el pavimento se había partido justo en el ensamble dejando una trampa mortal para los distraídos.

Y Haruka no fue la excepción, tropezó, su bloc salió volando de sus manos, cerró los ojos esperando el impacto de su cara contra el pavimento, pero nunca llegó...

Haruka sintió su rostro chocar con algo duro, sí, pero eso no había dolido nada en comparación a si hubiera chocado contra el pavimento.

—Eso fue peligroso — el corazón del pelinegro, dio un salto, y se aceleró a mil por hora, era él.

Aun sin ver quien era, Haruka reconocería su voz donde fuera.

—Ten más cuidado, Haruka— Regañó el castaño, aún sin soltarle — Podrías lastimarte.

—Makoto— el pelinegro levantó la vista para encontrarse con los orbes esmeraldas del castaño, llenos de preocupación.

El ojiazul respiro profundo permitiendo que sus fosas nasales se llenaran con el aroma del castaño, olía a jabón de menta, y un poco de loción masculina, Haruka se maravillo con ese olor.

—¿Como estas?— preguntó el castaño con una sonrisa, que casi hace que Haru se derritiera, la cercanía del castaño le estaba afectando tanto que no se podía mantener tranquilo, y eso era lo que más odiaba.

Haru se apartó del castaño, y se agachó a recoger su bloc, a una distancia prudente del castaño pudo contestar con tranquilidad.

—Normal.— contestó recuperando su amada calma, mientras sacudía el sucio de su bloc — Hoy no estas con tu novia. — la voz del pelinegro salió más venenosa que de costumbre, casi había escupido la palabra novia.

Las últimas veces que el pelinegro había visto al castaño, esa amiga de Gou, la tal Chigusa, se la pasaba pegada a él, como un chicle.

Incluso se iba con él, también Gou, pero ella estaba descartada al ser la prometida de Yamazaki Sousuke. Cada que Haru se quería acercar a Makoto ella aparecía, por eso últimamente el pelinegro no había podido entablar una conversación con él.

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora