Capítulo 2: Lo mejor es no acercarse...

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Sousuke  se estaba impacientando hace más de una hora, que habían huido del galpón abandonado. Estaba algo retirado de la ciudad y por eso les había tomado tanto tiempo volver a esta, Rei se había encargado de localizar a Yue. Aun así Sousuke no estaría tranquilo hasta tenerle en frente y asegurarse que estuviera sano y salvo. Es su responsabilidad haberle encomendado una misión tan suicida, como era infiltrase en el clan Shigino. Desde el principio esa misión había estado catalogada con fracaso, pero quisieron creer que esta vez lo lograrían ¡Grave error!

—Más rápido, Makoto—gruñó Sousuke, y esta vez no era un simple juego. Esta vez la vida de una persona dependía de su velocidad.

—Voy a todo lo que da, Sousuke—Makoto comprendía por lo que estaba pasando Sousuke, había estado tanto tiempo a su lado que entendía perfectamente la carga que llevaba el ojician en sus hombros. La vida de una persona, o muchas personas estaban a su mando. Las primeras veces que Sousuke perdía aliados en las misiones, habían sido traumantes para este. Y no era para menos, un chico de 15 años teniendo que cargar con tal responsabilidad, y las esposas e hijos de sus hombres caídos en batalla. Sousuke les ayudaba económicamente todo lo que podía, pero eso no iba a llenar el vacío de un esposo, de un padre... En repetidas ocasiones Sousuke lloraba, ya no la hacia después de 20 veces, dejaba de doler. Gajes del oficio, pensaba actualmente el azabache, pero aun así evitaba hasta donde fuera posible, esas situaciones: trágicas muertes de padres de familia. Aunque estando en la yakuza, era inevitable enfrentarse a ese aplastante hecho. Makoto había levantado a Sousuke en cada una de esas situaciones, prometiéndole que nunca se iría de su lado, que nunca moriría dejándolo sólo. Promesa casi imposible de cumplir, al estar tan metido en la yakuza, como él lo estaba. Solo poner un pie fuera de la mansión Yamazaki, significaba correr un gran peligro para la vida de Makoto. Los vengadores de las personas a las que él les había arrebatado la vida, no eran casos que tomar a la ligera. Más de una vez casi extinguen la vida de Makoto, o por lo menos le daban un buen susto.

Finalmente llegaron a un área de tokyo popular para los estudiantes universitarios, el 80% de esa zona residencial era habitada por universitarios, que se mudaban a tokyo a estudiar o simplemente porque querían huir del campo, y mudarse a la majestuosa ciudad que era tokyo. A Makoto no le sorprendió mucho que Yue estuviera por estos lares, después de todo el chico era un fiestero de primera y ¿que mejor que las fiestas de universitarios para pasar el rato? Incluso él y Sousuke hace un par de años atrás asistían a ellas. El castaño conducía a un par de cuadras de la localización de Yue, que había sido proporcionada por el equipo de investigación de la familia Yamazaki, cuando escucharon un grito desesperado proveniente de un callejón por el que iban pasando. Makoto le clavo los frenos a la explored, haciendo chirriar los neumáticos, por segunda vez en el día.

¡RIN!—   los tres hombres se apresuraron a entrar en escena, a penas Rei llegó a la entrada del callejón reconoció al verdugo de los Shigino "El degollador" Hazuki Nagisa, no dudo en disparar, haciéndole retroceder. No era un oponente que se debía tomar a la ligera, un solo error y los tres tendrían la garganta abierta. Sousuke nada más ver como retrocedía Nagisa, se percató del cuerpo de su subordinado tendido en el suelo, en un mar de su propia sangre. No dio oportunidad al otro hombre de los Shigino de disparar, Sosuke disparó ¡Bang¡ la bala entro de llenó en la cabeza del hombre, sin dar oportunidad a un último aliento.

—Ojo por ojo—  el tono de voz del ojician era letal, y que decir de su mirada...—Kisumi Shigino...— Sousuke prácticamente escupió el nombre de su ex amigo, si en algún momento Sousuke había flaqueado frente a él... Nada ocurría igual dos veces.

Makoto había ignorado todo lo que ocurría a su alrededor desde el momento que poso la mirada en la persona que se encontraba en la línea de fuego. Era el chico de los ojos azules, su cara en ese momento era un libro abierto para el castaño: ¿Como demonios fue que termine en medio de esto?

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora