Capítulo 21: Esto no ha hecho más que comenzar...

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Tiempo sin volver, trabajo y estudios, no tengo otra excusa.

Sin más que decir, no me maten!

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Rin podría jurar que la yugular de Kisumi estallaría en cualquier momento, era tanta su alteración que la veía palpitar claramente.

Kisumi soltaba improperios en otro idioma, que el pelirrojo reconocía como italiano, su manejo de dicho idioma era totalmente nulo pero lo podía diferenciar debido a un compañero que tuvo en sus tiempos de natación.
 
El pelirrojo estaba furioso consigo mismo, una vez más había desperdiciado una oportunidad de oro.

Subió al Ferrari siendo seguido por el gemelo, que seguía sin articular palabra alguna.

Su silencio lo rompió un par de calles después de que el mayor de los hermanos Shigino arrancará el vehículo a toda velocidad.

—Kisumi— soltó Rin en advertencia, pero el aludido no estaba escuchando.

El Matsuoka se estaba asustando, ya se habían pasado un par de semáforos en rojo.

—¡KISUMI!— Chilló Rin cuando al pasar el tercer semáforo no corrieron con la misma suerte que las anteriores veces. Lo neumáticos del Ferrari chillaron en el asfalto, y Rin atinó a cerrar los ojos esperando el impacto que nunca llego.

Cuando los abrió, un suspiro de alivio se escapo de sus labios, habían quedado a centímetros de impactar contra el gran vehículo.

Luego de que el chofer les soltara unas cuantas palabras, no precisamente decentes, arrancó.

Cuando tuvo la oportunidad Rin abandonó el Ferrari,  siendo seguido inmediatamente por Kisumi.

—Rin— le llamó.

—Nos vemos en tu casa— le dijo sin voltear a verle— No quiero morir, porque no estas lo suficientemente calmado como para conducir con prudencia— A Rin todavía le temblaban las piernas del susto, además de que tenía que asimilar lo ocurrido en casa de Haruka.

—Rin, vuelve al auto, por favor— casi que rogó Kisumi, en esos momentos se sentía demasiado expuesto.

—¿Tienes idea del susto que me acabo de llevar? — replicó el pelirrojo sin mirarle, si no iba a ceder.

—Si, y lo siento, no estaba pensando —  se justificó. Rin se lo quedo mirando, era la primera vez que veía a Kisumi tan vulnerable.

—Esta bien— se resignó- Pero..- extendió la mano al mayor — Yo conduzco.

El pelirrosa aceptó, entregando las llaves del lujoso auto. Luego lo tomó del brazo y lo arrastró al auto, para asegurarse que no huyera.

—No me voy a ir ¿sabes?— rió el pelirrojo.

—Solo me aseg...— el pelirrosa no pudo terminar la frase porque se vio interrumpido.

—Sueltalo...— sintió el frío hierro de un arma de fuego clavándosele en la espalda.

.....

Sousuke no desaprovechó la oportunidad de salir de la oficina donde su padre lo tenía prácticamente enclaustrado desde hace dos semanas. 

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora