Capítulo 26: Inesperado.

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¡Hola! mis queridos lectores, he tardado más que nunca, lo se... Soy una persona horrible pero necesito trabajar, y la universidad no da  vida tampoco. En fin, espero actualizar mas seguido.

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El tan ansiado lunes llego, y Haruka abandono el automóvil de Makoto sin dirigirle una mísera mirada, desde su discusión en la fiesta de compromiso de Sousuke, no habían solucionado sus diferencias, y no es que el castaño no lo haya intentado, es que simplemente Haruka se encerró en la habitación que le asignaron en la mansión Yamazaki y no salió por lo que restaba del fin de semana.

Lo poco que había comido era porque Gou se instalaba en la puerta de su habitación hasta que conseguía que se comiera, por lo menos, la mitad de su plato. Makoto se bajó y le siguió tomándolo del brazo.

—¿No te piensas despedir? —cuestiono el castaño con un tono suave, el pelinegro se giró a verle y escueto respondió.

—Hasta luego— Y quiso seguir caminando pero Makoto esta vez no le dejaría ir tan fácil.

—Haruka, escúchame ¿sí? — pidió, el aludido no fue capaz de negarse a sus ojos esmeralda, por eso lo había evitado tanto, dejo de resistirse y el castaño aflojo su agarre y suspiro profundo— Lo siento. ¿Bien? Me deje cegar por la rabia, no soy quien para juzgar a tu amigo.

—También fue mi culpa. Tampoco puse de mi parte al ver que estabas notablemente alterado, simplemente reaccione a tus palabras— se disculpó Haruka.

—No, es lo que yo hubiera hecho. De hecho prácticamente fue lo que hice— probando su suerte el castaño, lo rodeo con sus brazos con cautela pero al no ver signos de rechazo por parte del pelinegro lo estrujo entre sus brazos— ¿Estamos bien?

—Lo estamos— Haruka correspondió su abrazo aspirando profundo su masculino aroma que tanto le encantaba, disfrutando de su cercanía antes de iniciar lo que posiblemente fuera el siguiente conflicto en su relación— Por cierto, hoy quiero quedarme en mi departamento— Sintió el cuerpo del castaño tensarse.

Makoto estuvo tentado a dar una rotunda negativa a la petición del pelinegro, pero así no funcionaban las relaciones, las cosas se conversaban entre ambos para llegar a un acuerdo. Bueno esa era la forma en la que él deseaba llevar la suya, no simplemente imponiendo sus deseos como hacen muchas personas.

—¿Por qué? Sabes que es peligroso. ¿No quieres estar conmigo?— demando saber al castaño, Haruka se tensó ante su última interrogante, poniendo en alerta a Makoto— ¿Es eso? No quieres estar conmigo y no lo dices porque me tienes miedo y...—el pelinegro interrumpió sus precipitadas conclusiones.

—Por supuesto que no, claro que quiero estar contigo— lo cortó el pelinegro.

—¿Entonces? Sabes que yo nunca te haría daño, sea lo que sea que decidas— ansió saber el castaño.

—No quiero estar en esa casa, hay demasiada tensión, no es a lo que estoy acostumbrado. Todos vieron cuando te abofetee— Acarició con delicadez la mejilla que él mismo se atrevió a maltratar— Me odian por ello, lo noto en sus miradas. Quiero estar contigo, en paz.

—Sabes que a mi lado lo que menos tendrás es paz, siempre estarás expuesto al peligro— Makoto desvió la mirada impotente por no poder ofrecer a su amado, lo que deseaba.

—Lo sé, no hablo de esa clase de paz. A lo que me refiero es, que quiero nuestro espacio, donde podamos estar juntos sin toda esa tensión de tu otra vida— explicó Haruka, le era difícil expresarse con otras personas, generalmente Rin entendía lo que quería sin tener que dar tantas explicaciones y con eso estaba bien no le importaban los demás, pero quería Makoto comprendiera como se sentía. Él más que nadie.

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora