Capítulo 15: Eres dueño de mi vida

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¡Holaaa! Se me ha dificultado un poco actualizar últimamente por el trabajo, pero hago todo lo que puedo... Espero les guste.

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A Makoto le había costado mas de lo que creía conducir el par de cuadras que faltaba para llegar al departamento del pelinegro con este echado encima.

Y por si fuera poco, tenía que bajar del lancer con el pelinegro en brazos, porque en su comatoso estado de ebriedad no era posible que siquiera estuviera consiente más de un par de minutos.

Además de que seguía sin saber donde estaban las llaves del departamento.

El castaño estiró su mano y abrió el bolsillo de enfrente de la mochila de Haruka, y para su suerte las encontró, la pequeña llave era sostenía por el llavero de un delfín. A Makoto le pareció tierno, y sonrió.

—Bien, Haru. Coopera conmigo — le dijo al inconsciente pelinegro y le llevo los brazos a su cuello, a lo que Haru respondió a aferrarse con fuerza a este.

—Buen chico— susurró el castaño, y verifico los seguros del lancer, para finalmente bajarse de este, fue todo un reto cabe destacar.

La escena era algo cómica, Makoto cargaba en brazos al pelinegro como si fuera un niño pequeño que se quedaba dormido en el camino a casa, después de jugar todo el día sin descanso.

Haruka se aferraba con sus brazos al cuello del castaño, y sus piernas rodeaba la cintura sin fuerza la cintura del mayor.

Si Makoto no sostuviera al inconsciente Haruka con uno de sus fuertes brazos situado bajo sus glúteos, ni siquiera el fuerte agarre de Haruka en el cuello del Tachibana hubiera evitado su cuerpo terminase en el frío suelo.

Makoto estaba extasiado con el olor de Haruka, además de que seguía sorprendiéndolo la perfección con la que este encajaba en sus brazos, aunque seguía llenándose de incertidumbre al pensar que si alguien se lo arrebatara, ni nada, ni nadie podría llenar ese vacío...

—Ya llegamos, Haru— anunció Makoto, una vez dentro del departamento.

El mencionado lo que hizo fue aferrarse con más fuerza al cuello del mayor, al castaño le comenzaba a costar respirar.

—Haru... No aprietes tanto — dijo Makoto con dificultad, el pelinegro se removió y aflojo su agarre.

Makoto pudo respirar con normalidad, y camino hacia la habitación de Haru, las dos veces que el castaño había a ido ese lugar lo primero que el ojiazul había hecho era entrar a esa habitación, por eso asumía que esa era la suya, y si no, no creía que Rin se molestara porque su amigo durmiera en su cama.

Una vez dentro, el aroma del pelinegro le lleno los sentidos, todo en esa habitación desprendía su dulce aroma, a Makoto no le molestaría estar todo el día encerrado en esas cuatro paredes de color azul.

Caminó hasta la cama dispuesto a dejar a Haruka descansar, una vez lo dejó en su cama, el castaño le dio un beso en la frente.

—Buenas noches, Haruka— susurró, cuando el castaño quiso erguirse el ojiazul no se lo permitió, se aferro a su cuello con tanta fuerza que le hizo caer encima de él.

—¡Haru! Te pude haber hecho daño— replicó el castaño, en brazos del pelinegro, aunque no abandonó su puesto.

—No seas exagerado, Makoto— se quejó, parecía haber dejado atrás su estado de ebriedad, pero su hablar lo delataba.

Mi amado yakuza [Makoharu-Sourin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora