Palabras que no existen [Darry/Harco] Finalizada

Efervescencia

Luego de dos semanas Harry estaba como nuevo, ignorando la vergüenza y las pequeñas lagunas que tenía en su memoria. Por fin había terminado los trámites con el ministerio de comercio, ya era legalmente el asesor comercial de la empresa de Neville y Theodore. Todo estaba perfecto, hasta Malfoy había firmado el contrato de Harry; el único problema era, por excelencia, Harry.

-¿Qué tan malo pudo ser? No te martirices tanto, además tu cara esta con todas sus partes en el lugar, no debió haber sido tan malo- Ronald intentó animar a Harry, estaba bastante seguro del poder de las palabras y mucho más de sus palabras.

-¡Es que no lo viste! Su cuello ya no era blanco, ¡era rojo con tonos morados! Ron, háblame con sinceridad, ¿Qué harías si le rompes la mano dominante a un artista?- Preguntó Harry caminando de lado a lado en la sala de su casa con un libro de flores en las manos, buscaba una flor que pudiera gustarle a Draco. Al parecer solo le dijeron la parte en que se debía hacer cargo de las hortensias moradas, nadie le informó de las azules.

-Pues si fuera así, posiblemente le prestaría mi mano dominante-

-Pero tú no eres artista, no podrías hacer lo que esa persona si. Ahora con eso en mente intenta de nuevo- Ronald miró con desagrado a Harry, estaba muy dramático. Solo tenía que pedir disculpas sinceras y ya, no lo hizo ni consciente de igual manera.

-Entonces... le ayudaría con todo lo que me pidiera o simplemente le diría que me impusiera un castigo, algo por el estilo que le hiciera sentir mejor. Aunque esa última opción no la juegues con Malfoy, no saldrá bien.- Harry volteo hacia Ronald y le miró con astucia, tenía la respuesta a lo que debía hacer. A veces las tonterías de alguien son la sabiduría de otro.

-No sabes cuanto te amo Ron- le dijo Harry mientras sacaba una pizza del refrigerador para ponerla en el microondas. Ronald solo lo miró con asco y luego se recostó aún más en el sofá.

Juntos comieron la pizza recalentada, hablaron de la vida de Ronald porque la de Harry era más desgracia que vida. Ronald se fue luego de comer y tomar un poco de cerveza.

A la mañana siguiente Harry se despertó una hora antes de lo normal, realmente se estaba esforzando para cumplir con la empresa de Neville. Toda su rutina matutina la recorrió con velocidad y un poquito de ansiedad, por primera vez quiso tener un reloj de pulso.

-Buenos días señor Potter, ¿Qué le puedo servir hoy?- Harry estaba guapo, Harry siempre estaba guapo, pero por primera vez hizo lo que muchos le habían aconsejado. Por primera vez en su vida había usado crema para peinar, loción y jabón que Hermione le había regalado; como siempre llevaba un traje, le lucía bastante bien con el cabello organizado, peinado no sería la palabra exacta para describirlo.

-Eh.. Hoy un sándwich de pavo y un latte de caramelo estaría bien- Respondió Harry mientras buscaba un reloj en la pared de la cafetería, una de las sucursales de la única franquicia de cafeterías que se atrevía a vender algo a Harry solo.

-Está más guapo hoy señor Potter, ¿Algo que reportar?- El barista le preguntó mientras preparaba la bebida de Harry.

-En realidad... no, pero quiero llevar un smoothie de menta por favor-

-¿De menta? Hoy no eres el Potter que conozco ¿Verdad?- Preguntó con astucia, sabía que si jugaba sus cartas bien podría enterarse de algo que nadie más supiera. No es que fuera chismoso, pero el ver a Harry James Potter como salido de sesión de fotos un lunes en la mañana causaba curiosidad.

-Que te puedo decir, hoy es mi primer día en una empresa en crecimiento. Quiero causar una buena impresión- Harry había soltado la bomba, hasta ese momento casi nadie sabía de su nuevo trabajo. Luego de haber trabajado como promotor de Hogwarts no necesitaba más que sonreír y esperar a que lloviera el dinero. El barista le sonrió a Harry mientras le entregaba su pedido junto con dos macarrones franceses de color menta en cajitas separadas.