Espacio

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La cabeza de Harry trabajaba con rapidez, sabía que era cuestión de tiempo que Tom quisiera algo más que dulces besos y abrazos largos, ya había visto antes sus ojos llenos de curiosidad y deseo, la única diferencia es que ahora no podía negarse. No sin una buena excusa.

-Buenos días, Harry. ¿Qué tal dormiste?-

"Pésimo" pensó Harry. -Buenos días, Tom. Bien, en realidad soñé algo... Pero no logro recordar.- Respondió Harry cerrando sus ojos y arrugando su frente. -Uh, ya no importa. ¿Cómo dormiste tú? No recuerdo que hayas dormido...-

-Harry no puedes recordar que haya dormido porque no dormimos juntos.- Tom abrió un poco más sus ojos y sonrió con complicidad. -Pero dormí bien, gracias por preguntar.-

-Hmmm, me alegra.- Murmuró Harry disimulando su mirada, sonrojado de alguna manera. En el largo tiempo que estuvo lejos de Tom aprendió muchas cosas, nunca les vió utilidad pero ahora estaba agradecido por poder recordarlas.

Juntos caminaron por los pasillos de la mansión hasta llegar al comedor, allí Tom sirvió la comida de Harry y de él.

-Estás loco si crees que me voy a comer todo eso.-

-Posiblemente. Pero nada pierdo en intentar.-

Harry era astuto, desde el primer día había contado cuántos cuadritos de papaya comía, cuántas rodajas de banano le servían y cuántos sorbos de agua tenían los vasos. Comió la justa medida de siempre dejando un cuarto del plato con fruta intacta.

-Harry...-

-No.-

-Aún no he dicho nada.-

-No comeré más que esto, el nutriólogo dijo que estoy bien, mi peso es perfecto para mí.-

-¿Y si luego hacemos ejercicio?- Harry quiso llorar, gritar y salir corriendo pero solo desvió la mirada y aguantó la respiración empujando el aire a su estómago. La sangre se fue directamente a su cabeza. Para Tom estaba sonrojado. Para cualquiera que lo viera estaba terriblemente sonrojado.

Tom río, había olvidado lo divertido que era molestar a Harry, mucho más si se trataba de sexo.

-No ese tipo de ejercicio, pervertido.- Mencionó acariciando su cabello, levantó su plato y el de Harry, los llevó hasta la cocina y volvió con dos vasos llenos de agua.

-No quiero más agua.-

-¿Quién dijo que es agua?- Harry miró desde su silla a Tom con los ojos abiertos, inclinó su cabeza un poquito a la derecha y sonrió tomando de la mano derecha de Riddle un vaso. Lo olió y sacó la lengua con asco.

-Por el dulce cielo, solo tu me sirves vodka a las ocho de la mañana.-

-No es agua. Es lo que importa.- Tom tomó asiento al lado de Harry y comenzó a beber de su vaso.

-Si crees que voy a beber contigo estás loco... Más de lo que te creí.- Harry era astuto, pero si una sola gota de alcohol entraba a su organismo se volvía un gatito, mimado y frustrante.

-No sabe tan mal, Harry. Además dicen que beber en la mañana es bueno, evita la resaca al día siguiente.-

-Porque tienes la resaca esa misma tarde. No te creo Tom, esta cosa huele peor que el cóctel especial de Sirius y es mucho decir.- Ambos rieron y solo por un instante Harry se sintió felíz.

-Te propongo un trato.-

-Te escucho.- Harry sabía que si elegía bien sus palabras podía ganar contra cualquiera, en especial contra Tom, él era de los que mantenían su palabra... Por lo menos con él.

Palabras que no existen [Darry/Harco] FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora