-¿Crees que en serio limpien el piso?-
-Si quieren su trabajo lo harán.- Luego de entrar en calor Harry volvió al trabajo con un huésped en su oficina, Draco insistía en irse, no quería estorbar ni mucho menos indisponer a Harry pero razonar con Harry enojado era imposible, casi imposible.
-Entonces... ¿Cómo está Granger? Escuché de ella en la reunión semestral del ministerio.- Draco era el tipo de persona que se incomodaba si no hacía nada, por lo menos quería hablar y Harry era su mejor receptor.
-Siempre se puede estar mejor, la última vez que nos vimos estaba bañada en sudor. Corrió hasta mi casa, tiene un buen físico, es inteligente y siempre hace el intento de felicidad.- Respondió Harry mientras ordenaba unos papeles, al parecer se habían mezclado contratos con permisos de legalidad.
-¿Por qué corrió hasta tu casa?- Harry era una persona muy precavida, en extremo. Hasta cuando hablaba tenía cuidado de no decir cosas de más, pero con Draco se relajaba un poco, no hasta el punto de ser totalmente sincero.
-Tuve un pequeño problema y active la alarma, comimos y se fue.- Harry habló ligero, casi inconsciente pero cuando reflexiono sus palabras abrió sus ojos mucho más de lo normal y levantó la cabeza con rapidez mirando a Malfoy, buscando alguna pista de discordia en su postura.
-¿Qué tipo de problema?-
-No quiero responder.-
-¿Por qué?-
-Porque nada bueno saldrá de que te enteres y sabes bastante bien lo difícil que me resulta mentirte.- Draco respiró profundo, se levantó y caminó hasta el escritorio de Harry, se sentó en una silla frente a él.
-¿Todavía lo ves?- Preguntó Malfoy con dulzura, sabía que Tom era el verdugo de Harry luego del instituto, quería confirmar si aún lo era.
-No.- Respondió Harry retirando la mirada, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
-Siempre he pensado que cuando mientes tus ojos se parecen a los de los borregos antes de morir, grandes y llenos de lágrimas.- Con delicadeza Draco tomó el mentón de Harry haciendo que le mirara. Besó sus ojos, sus mejillas y su frente, le sonrió con tristeza y se fue de la oficina.
Harry lloró en silencio, nunca había sido capaz de esconder algo de Malfoy, mucho menos cuando él se proponía desenterrar el secreto. Al momento que se calmó se prometió no volver a huir por más difícil que fuera.
Pasaron dos horas hasta que pudo irse a su casa, tenía sus pensamientos en una calma inaudita, casi torrencial. A la salida vio a Malfoy, estaba trenzando su cabello, esperando.
-¿Qué tanto hacías? Te tardaste media eternidad.- Draco se acercó a él y quitó su maletín de las manos, le tomó la mano izquierda y lo guió al estacionamiento. -¿Te parece bien comida italiana?-
-Sabes muy bien que no puedo visitar restaurantes sin Hermione.- Mencionó Harry entrando al auto de Malfoy, inclinó en asiento, se sentó y subió sus piernas para abrazarlas. Draco sonrió con ternura, Harry siempre que se sentía amenazado o luchaba o abrazaba sus piernas.
-¿Quién dijo que iríamos a un restaurante? Aunque no lo creas Blaise cocina bastante bien, no puedo decir lo mismo de su enseñanza pero me las arreglo.- Harry comenzó a reír al punto de llorar un poco.
-¿Tú vas a cocinar? La última vez que intentaste hacer café el agua se evaporó y los granos estaban mal molidos.- Draco miró con los ojos entrecerrados a Harry, le puso el cinturón de seguridad y prendió el auto.
-Personas de poca fe...- Murmuró mientras simulaba la voz de Harry en un tono un tanto chillón. Harry volvió a reír, casi olvidaba que él tendría que comer el desastre que Malfoy hiciera.
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Palabras que no existen [Darry/Harco] Finalizada
Fanfiction-A veces, solo a veces quisiera saber qué es lo que pasa por su cabeza, atravesar todas las barreras que nos separan y amarle como en el principio.- Han pasado años desde que Harry Potter y Draco Malfoy dejaron el instituto de Hogwarts, cada uno hiz...