What's Happening.

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El día afuera anunciaba una bella tarde de martes, fría y húmeda. El reloj en la pared marcaba las dos y media de la tarde, y a esa altura ni la ventana del cuarto había sido abierta. Para decir verdad, una joven morena con el cabello alborotado, descansaba sobre la alfombra observando la luz que venía de la rendija de la puerta y de la ventana. El ambiente ahí era pesado, la habitación obtuvo un olor de lágrimas, si es posible, y un aire triste. Lauren se sentía muerta, apenas obtenía respuestas de los músculos del cuerpo, todo lo que podía era mover los ojos, y aun así, lo hacía para expulsar pequeñas lágrimas que aún insistían en nacer ahí. Ella no recordaba cuando había estado así tan triste por última vez, e incluso pensó que nunca conocería ese tipo de sufrimiento. Pero, ella estaba ahí. Débil, emotiva, con los pensamientos regresando a Camila, podía sentir punzadas en la cabeza de lo tan enfocada que estaba su mente.

No era justo, o sí? Esperar dos años para que un cáncer se manifestara, esperar que ella se convenciera a pasar un tiempo en Nueva York para tal desgracia. Y al recordarse del pequeño cuerpo en la cama, Lauren también recordó cómo extrañaba a Camila, y cómo eso la estaba afectando, pues no era normal. Recordó haber dormido sólo cuatro horas durante la madrugada, y haber soñado con la pequeña. Ella cantaba. Una canción conocida, pero olvidada en la mente de la morena. Reuniendo fuerzas, quién sabe de dónde, Lauren se levantó ya sintiendo una pierna dormirse debido a la posición en la que había dormido. Dejó el diario –que dudaba en leerlo cada segundo que lo miraba- sobre la cama y encendió la luz de la habitación. Podía jurar que casi quedaba ciega. Se quitó el resto de la ropa y entró al baño, abrió la ducha y se metió bajo el agua tibia, todo su cuerpo se estremeció con el choque eléctrico que recibió. Los recuerdos de la tarde pasada nuevamente la invadían y se dejó caer por la pared de la cabina hasta que su cuerpo desnudo tocara el suelo helado. Ella no podía dejar de llorar.

Se puso una ropa cualquiera y escuchó sonar su celular. Inmediatamente corrió para atenderlo, hasta ver el nombre en la pantalla.

“Joseph Connel”

Su pasado de tres días la invadió como una granada y recordó toda su trayectoria en UCLA y con su profesor. Y ahora, sentía asco de sí misma.

Dejó el celular en la cama junto al diario y decidió que era hora de encarar a Vero.

Bajó las gradas y, como se lo esperaba, Vero estaba en la cocina preparando algo. Lauren se detuvo en la baranda de la escalera y miró a su amiga que aún no notaba su presencia, las dos se parecían ahora, por motivos diferentes, pero ambas poseían grandes ojeras y una tristeza plantada en la mirada, y Lauren insistía en preguntarse cómo pudo llegar a ese estado por Camila, que era su amiga…

-Hola. –si no estuviera viendo fijamente a Vero, podía jurar que era otra persona que hablaba con ella. La morena balanceó la cabeza con una media sonrisa, por lo visto la discusión había sido dejada atrás.

Lauren se sentó en la primera grada y abrazó sus propias piernas, Dios, como estaba lastimada y frágil, sentía como si sus pulmones hubiesen sido arrancados. Vero se acercó viendo fijamente a la amiga con preocupación, le extendió una taza azul y se quedó con la otra. Era chocolate caliente.

Verónica había preparado chocolate caliente para ella?

Vero se sentó al lado de la amiga, viendo el mismo punto fijo en el suelo que la morena, ella parecía querer preguntar algo, pero nada salía. Lauren suspiró fuertemente y después de un trago de chocolate, sintió el llanto silencioso subir nuevamente por su garganta. Verónica balanceó lentamente la cabeza hacia atrás y hacia adelante, como tomando confianza.

-Qué está pasando, Lauren?

Y la chica supo, por el tono de voz de la amiga, que no era una pregunta sobre el estado de Camila, pues ella ya sabía. Vero quería saber qué estaba pasando con la propia Lauren, y eso la asustó, pues ni ella misma sabía. Lauren recostó la cabeza en el hombro de Vero pidiendo fuerza, ella necesitaba sentirse segura en ese momento.

-No acostumbro a decir estas cosas, y espero nunca más repetirlo porque lo encuentro algo extremadamente gay, pero, -Vero tomó una pausa para que Lauren pudiera sonreír en su hombro y volver a sentarse normalmente para terminar su bebida.- yo no huiría si fuera tú. Algo está mal, Lauren, desde que llegaste aquí y te enteraste del accidente, todo lo que haces es llorar. Tal vez estas dejando salir todo lo que sufriste en silencio estos dos años, -Lauren notó a Vero intrigada, la veía con una expresión grave.- es momento de que pongas al día tu cuenta, Jauregui.

Lauren se levantó incómoda, odiaba que le tiraran en la cara su estilo de vida, aún más Verónica. Dejó la taza sobre la mesa y se volvió hacia la amiga:

-Discúlpame, Vero, pero no sé de lo que estás hablando. –Vero arqueó una ceja, y la chica continuó.- Camila y yo nos volvimos muy amigas el último año, tenemos una conexión muy fuerte, es por eso…Dios, Verónica, ella va a morir!

Verónica bajó la mirada tristemente.

-Y no quieres aprovechar este tiempo para descubrir cosas que tal vez el tiempo reservó para ti?

-Estás bien? –el cambio del asunto fue tan rápido que Vero abrió y cerró la boca varias veces pensando en una forma de hablar con su amiga. Lauren le sonrió y le extendió la mano para que se levantara, las dos fueron hasta la cocina.

-Ya no sé lo que es bien… -la voz de Vero salió baja, y Lauren sintió algo en su pecho apretarse.- Cuando no estoy pensando en ella, estoy pensando en mil formas de sabotear el auto de ese metido de mierda!

Una vez más, sintió el dolor de la amiga.

Ellas estaban realmente acabadas y muy sentimentales para dos chicas que eran populares, y un tanto perras como ellas.

-Ven, salgamos. –pronunció Lauren tomando a Vero del brazo.

-Qué? Por qué?

-Vamos, V. No podemos pasar el resto de las vacaciones encerradas en casa lamentándonos, hasta podríamos matarnos.

Vero sonrió y concordó con la cabeza. Ellas abrieron la puerta de la sala y recibieron una ráfaga de viento y, viendo atentamente hacia fuera, fue posible ver los pequeños copos de nieve que caían, y la pequeña capa blanca que se formaba en el suelo. Lauren sintió una buena sensación al entrar al auto de Vero, todo aquel ambiente malo desapareció en el momento en el que pensó en que solamente faltaban tres días para navidad, la primera navidad que pasaría lejos de las preocupaciones y Miami.

-Ya sabes en dónde pasar navidad? –preguntó la morena iniciando una conversación mientras las dos compraban regalos en una tienda cerca de la casa.

-No sé. Normani insiste que vaya a la fiesta de navidad en su casa, pero no sé si esté prepara para ver a Lucy…

Vero se detuvo un instante frente a una vitrina con anillos de todos los tipos, y Lauren vio un leve suspiro salir de la boca de la amiga.

-Ella también quiere que vayas, dice que navidad debe ser celebrado en familia y nosotras somos una familia y bla, bla, bla.

-Me parece genial, eso es, si está bien para ti. –afirmó Lauren escogiendo un gran árbol de navidad, ya que se dio cuenta que la casa de Vero ni siquiera estaba decorada.- No nos veo asando un pavo solas.

Vero se encogió de hombros y llevó el carrito hasta la caja, seguida por Lauren.

-No le vas a dar nada de Navidad a Karla? –la pregunta salió rasgada, y la morena fue obligada a arquearle una ceja a Vero que la desafiaba con una mirada.

-Cuando encuentre el regalo correcto, sí.

Vero rodó los ojos y pagó con la tarjeta de crédito toda la compra, las dos se mantuvieron en silencio mientras guardaban las compras en el maletero del auto y Lauren sabía que había algo malo, y que Vero procesaba algo en su cabeza. Aquello no era bueno.

-A dónde quieres ir ahora? –preguntó la amiga mientras se ponía el cinturón de seguridad.

-No lo sé, qué tienes en mente? –Lauren sabía que ella ya tenía un lugar en específico.

-No veo a Camila desde un día antes del accidente… qué dices?

El estómago de Lauren dio un vuelco con tan solo pensar en ver a Camila otra vez. Dejando el malestar de lado, decidió hacerle caso a la razón.

-Por mí está bien.

It Was Just A DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora