It Was Just A Dream

Central Park.

Millones de personas dicen que caminar por Central Park es un sueño, es algo mágico. Ahora, imagina estar con la persona que hace que todos tus problemas desaparezcan, tu cuerpo se relaje y que te hace sentir más viva que nunca en ese mismo lugar. Lauren estaba feliz, ver la sonrisa de Camila la estaba haciendo sentirse feliz sobre todo, la pequeña parecía encantada, caminaba todo el día por el parque, pero por primera vez, parecía tener una visión diferente del lugar tan solo por estar al lado de Lauren.

-Pruébalo, Lauren, por favor! –Camila prácticamente imploraba frente al carrito de helados.- No puedes vivir a base de vainilla.

El heladero sonreía divertido viendo la pequeña discusión entre las dos chicas.

-Claro que puedo vivir muy bien con vainilla! –Insistía Lauren un poco irritada con la insistencia de la pequeña.- No me gusta el chocolate.

-Ya lo probaste?

-No.

-Entonces cómo sabes que no te gusta?

Lauren se encogió de hombros.

-Sexto sentido. –Se dirigió al heladero.- Uno de vainilla, por favor.

-Dos de chocolate! –Cortó Camila dando un paso delante de Lauren. La morena levantó la cabeza impaciente y preguntó qué había hecho para merecer a alguien tan terca.

-Ya alguien te dijo que eres irritante?

-Todo el tiempo. –Sonrió Camila convencida. Lauren aceptó vencida el helado de chocolate de las manos del hombre y suspiró.

En cuanto pagó, se volvió para seguir caminando, dejando a Camila atrás.

-No te hagas del rogar, te conozco, Jauregui! –Exclamó Camila dándole un medio abrazo a la chica.- Dios, esto está muy bueno.

-Chantajeas mucho, Camila. –Dijo Lauren llevando el helado a la boca. Oh, eso sabía muy bien! Ella se quedó mirando el helado por un tiempo y Camila comenzó a reírse de la cara de Lauren.- No está mal.

Las dos caminaron hasta el césped, en donde habían muchas familias con niños que perseguían a los perros o jugaban alguna cosa. Camila se sentó infantilmente cruzando las piernas y Lauren se sentó a su lado.

-Te fuiste. –Comentó Camila, observando a los niños jugar. Lauren llevó el helado a la boca y se sintió avergonzada.

-Necesitaba pensar un poco.

Camila concordó con la cabeza y esperó un momento para hablar.

-Me gustas, Lauren. –Su voz salió tan dulce que la morena se estremeció. La pequeña alzó la mirada para verla.- No sé qué es esto, pero quiero que continúe.

Lauren se sorprendió con esas palabras y miró a la pequeña de vuelta.

-No tienes miedo? –preguntó preocupada.

Camila pareció no entender lo que ella quería decir.

-Miedo?

-Sí, -la joven desvió la mirada hacia todas las personas sentadas a su alrededor.- de las personas, las miradas, la ilusión…

Camila siguió los ojos de Lauren y se perdió en una niña rubia jugando con su cachorro. Ella sonrió y por un momento deseó poder ser madre y tener una familia.

-Creo que no tengo mucho tiempo para tener miedo. Eres la persona que me hace bien y tengo muchas ganas de besarte ahora.

Lauren sonrió y dio un rápido beso en el rostro de Camila, ella cerró los ojos y dejó que la pequeña sintiera su respiración, las dos sintieron erizar.

La mayor sacó la cámara de la bolsa y tuvo una traviesa idea.

-Puedes besarme cuando quieras. –dijo y en seguida pasó el helado en la nariz de Camila quien abrió la boca sorprendida sintiendo la masa fría.

-Lauren!

La morena carcajeó y no perdió tiempo en fotografiarla con cierta admiración. Camila, viendo lo que Lauren hacía, pasó su helado también en el rostro de la otra que soltó un grito con el susto. Las dos rieron y tomaban fotos de sus situaciones. Después de limpiarse con la servilleta, la pequeña movió el largo cabello de Lauren y se recostó en su hombro.

-Ya te he dicho que me encantan tus ojos y tu cabello?

-Ah sí? –preguntó Lauren pasando el brazo en el cuerpo de la pequeña en un abrazo, haciendo cariño en su brazo.

-Sí, te pareces a Megan Fox. –rió. Lauren abrió la boca confundida, pero luego también rió. Si Camila tuviera noción del bien que le está haciendo, seguiría hablando por siempre, pues en tan solo unos días, quedarse sin escuchar su voz será una tortura. Y ahora más que nunca, lo que Lauren más amaba de Camila eran sus largos monólogos y su terquedad, todo eso hacía a la pequeña muy dulce.

-Entonces me parezco a Megan? –Preguntó Lauren con una voz sexy girando su cuerpo hacia Camila, que en un reflejo, se acostó y Lauren quedó sobre ella.

-Sí, my Lauren Fox! –Exclamó sintiendo la mano de la mayor recorrer la lateral de su cuerpo.- Lauren, las personas van a comenzar a encontrarlo extra…

Pero ella no pudo terminar la frase, hubo una explosión de carcajadas causadas por las cosquillas que Lauren le hacía a Camila. La pequeña se retorcía en sus brazos y tenía lágrimas en los ojos, Lauren se divertía, volvía a ser niña en esos pequeños momentos. Ahora ella tenía siete años. Camila consiguió sujetar el hombro de Lauren e intercambió las posiciones, las personas que pasaban solamente sonreían, pensando que era un juego entre amigas o hermanas.

Ellos nunca imaginarían que ahí estaban dos personas extremadamente enamoradas y confundidas, dos personas cuyos destinos las reunieron de una forma cruel, pero aun así, les hizo ver que amar las volvía niñas grandes. Las dos se miraban con ternura ahora mientras Camila mantenía sus manos en el cabello de Lauren, alborotándolo aún más, y Lauren solamente podía admirarla acostada a su lado, ya estaba anocheciendo y ellas pudieron ver la puesta del sol. Lauren nunca se sintió tan cliché y al mismo tiempo tan romántica como en ese momento.

-Sabes, después de perder todo lo que más necesitas en la vida, tu fe disminuye…Se vuelve casi nula. –Inició Lauren.- Pero ahora sé por qué volví a creer que existe un ser mayor allá arriba, velando por nosotros, desafiando nuestras elecciones…

Hubo un momento de silencio hasta que Camila miró a Lauren curiosa.

-Por qué?

Lauren también la miró con dulzura y respondió.

-Él te creó.