Debilidad [Libro #1]

Capítulo 1

Narra Alexis.

Hoy mi vida iba a cambiar por completo, luego de haber hecho mi prueba de aptitud tenía claro cuál iba a ser mi elección.

No iba a quedarme en mi facción de
nacimiento; Abnegación. No me parecía en nada a una persona Abnegada.

No era de un físico débil por mi entrenamiento a escondidas. Sí lo sé "debo acoplarme a mi facción" Pero desde que fui "abandonada" por mi familia no me iba a dejar llevar por las burlas que recibía a diario por personas Abnegadas.

Personas que tampoco tenían nada que ver con su facción, hasta llegaban a parecer personas Sin Facción.

Lo bueno es que tenía una amiga, una simple amiga, y no tan cercana al principio, con el pasar del tiempo nuestra amistad se iba fortaleciendo. Su nombre era Beatrice y vivía a dos casas luego de la mía.

Íbamos caminando hacía el lugar donde se haría la Ceremonia de Elección. Mientras más nos acercábamos más podía ver a personas de diferentes facciones caminar hacía la misma dirección que nosotras. Al llegar, intercambie miradas con Beatrice.

–¿Nerviosa?–Me pregunta Beatrice y negué con la cabeza.

Los padres de Beatrice caminan más adelantes de nosotras con su otro hijo; Caleb. Yo voy detrás de ellos. De pronto siento cómo una mano me agarra el brazo, volteo a mirar y veo a un hombre de Abnegación y frunzo el ceño.

Esto debe ser una pesadilla.

Él se aclara la garganta y dice:

–Ese atuendo no es de Abnegación.

Miro mi ropa y sé porqué lo dice. Desde que comencé a entrenar y obtuve masa muscular dejé de usar la ropa gris tradicional. Hoy llevaba puesto un pantalón largo negro, una camisa gris con hombreras y mis botines negros de siempre.

Desde un principio sabía lo que quería.

–Hola, Marcus, lo sé–Digo con un tono de voz desagradable, odiaba decir su nombre.–Romper las reglas es mi gran poder.

Se veía enfadado, no me importaba. Él todavía tenía la cicatriz en su mejilla que le había hecho hace unos años. Me suelto de su agarre e ignoro lo que murmura. Camino hacía Beatrice y me siento a su lado.

–Tu vestimenta es genial, no te preocupes–Dice, queda claro que escucho mi conversación con Marcus.

Mi mirada se posicionó en los asientos de la esquina, donde estaba la facción Osada y vi a una chica que tenía mechones del cabello verde y blancos, se veía muy feliz.

Ella tuvo que haber sentido mi mirada ya que volteo a mirarme, le sonreí y ella me devolvió el gesto pero rápidamente se cruzó de brazos y su mirada se volvió retadora de repente.

–¿La conoces?–Pregunto Beatrice a mi lado.

–Es Tori– Contesté.

Tori hizo mi prueba de aptitud. Mi prueba fue muy rápida ya que el suero me hizo un "efecto"
Ella y yo teníamos un secreto en común; mi resultado.

–Tienes que irte– Dijo ayudándome a ponerme de pie.

–¿Cuál fue mi resultado Tori?

–Inconcluso–Contesto.

–Divergente–Murmuré.

–Divergente casi completa.

–¿Qué?, ¿eso que es?–Me preocupe al escucharla.

–Tus resultados fueron Abnegación, Erudición, Verdad y Osadía.

La Ceremonia empieza...

–Bienvenidos a todos, hoy decidirán su futuro–Dice una mujer rubia.

La líder de Erudición; Jeanine.

Al frente de donde estoy sentada hay una mesa con tazones y ahí era dónde se debía dejar caer una gota de sangre dependiendo la facción que elijas.

Cada facción tiene su elemento: Verdad tiene cristales, Cordialidad; Tierra, Erudición; Agua, Abnegación; Piedras grises y Carbones calientes de Osadía.

–¡La facción antes que sangre!–Grita Marcus fuertemente.

–¡La facción antes que sangre!–Todos repetimos.

Siempre pensaría en mí antes que en mi gran familia: padre abusivo, una madre muerta y con un hermano desaparecido, perfecta familia.

Comienzan llamando a personas para hacer su decisión, para mi gran sorpresa no muchos iban a Osadía y los que escogían Osadía eran los provenientes de ahí mismo. A la facción de los peligrosos, los ruidosos y los "poco amistosos"

Amaba esa facción.

En cambio, algunos sí decepcionaban a sus padres; Caleb se fue a Erudición; facción que estaba contra Abnegación. Natalie, la madre de Beatrice, no se veía muy contenta.

Nuestro líder; Marcus, era odiado por los eruditos, se rumoreaba que maltrataba a su hijo y los Abnegados negaban ese rumor.

Pero, sólo dos personas sabían la realidad.

Su hijo y yo...