Depresión postparto

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El diagnostico de la doctora no fue erróneo, Jihoon presentaba depresión postparto por las complicaciones que hubieron, cada cosa falló y eso lo hacía sentirse como lo peor; sentía que no pudo hacer bien su trabajo de cuidar a los bebés en su interior hasta que llegaran al final de la gestación, sentía que no valía la pena seguir luchando, sentía que no merecía a Seungcheol o a Sunhee, sentía que lo mejor habría sido morir en la mesa de parto.

Seungcheol de alguna forma también sentía que no fue capaz de cuidar a su familia, pero a diferencia del omega, él pensaba que aún podía protegerlos y que aún podía hacer algo por ellos. Los bebés no estaban tan mal, tenían buena salud a pesar de lo prematuros que eran, y aunque la única que de repente presentaba algún problema era la pequeña, salía de ellos con los medicamentos y tratamientos que recibía, además, la estimulación de su padre alfa la animaba y la hacía progresar rápido.

Probablemente los bebés sanarían más rápido y estarían menos tiempo en las incubadoras si su padre omega los visitara, tener ese contacto con su progenitor era vital para su recuperación, pero Jihoon se negaba a verlos.

Al día siguiente del parto, Sunhee fue temprano a ver a sus padres, Seungcheol le había pedido a Seungkwan que no la llevara hasta el día siguiente, quería tomar su tiempo para animar a Jihoon y hacerlo salir de su depresión, lo abrazaba, lo besaba, le hablaba e incluso lo bañaba con sus feromonas, pero nada de eso lo animaba, sólo lo hacían curvear sus labios ligeramente y acurrucarse en su pecho sin decir nada. Cuando llegó la mayor de sus hijos, creyó que el omega se alegraría de ver a su hija, que haría algo por ella, pero lo único que hizo fue ignorarla.

—¡Papi, papi! ¿Ya te sientes mejor?— preguntó ella mirándolo.

Jihoon la miró y luego volteó a ver a Seungcheol, quien le hizo gestos para que le respondiera a su hija, pero simplemente el omega movió su mirada a otro punto perdido.

Los ojos de Sunhee comenzaron a cristalizarse y volteó a ver a su otro padre —¿qué pasa? ¿Ya no me quiere?

—No, no, princesa— corrió Seungcheol a acercarse a ella y abrazarla, la pequeña comenzó a llorar silenciosamente, sus lagrimas estaban deslizándose por sus mejillas y un pequeño puchero se había formado en sus labios —mi amor— llamó al separarla un poco de sus brazos —hay algo que debo explicarte y que es importante que entiendas, ¿de acuerdo?

—Sí— murmuró sin dejar de llorar.

—Papi Hoon no se siente, pasó por algo muy difícil con tus hermanitos y ahora está muy triste.

—¿Ellos están mal?

—Sólo un poquito, pero sanarán y estarán bien, ¿de acuerdo?— dijo y Sunhee asintió —entonces nuestro trabajo es animar a papi para que mejore, hay que darle mucho amor, abrazarlo, besarlo y hablarle aunque nos ignore, ¿sí? No te sientas mal y no es tu culpa que él esté así, sólo está pasando por un momento difícil y hay que apoyarlo, ¿de acuerdo?

—Hice un dibujo para él— dijo y levantó la hoja que llevaba en la mano mientras la otra tallaba sus ojitos lloroso.

—¿Quieres enseñárselo?

—Sí— asintió y aspiró sus fluidos nasales.

—Bien— la tomó en brazos y la cargó —mi amor, Sunhee tiene algo para ti— dijo y sentó a la pequeña en la orilla de la cama.

Nuevamente Jihoon la miraba, la pequeña levantó el dibujo, el cual tenía seis personas dibujadas en orden de mayor a menor, con un corazón morado en el fondo.

—Este eres tú, papi— dijo la pequeña —tienes una enorme sonrisa porque eres feliz con nosotros, los bebés también tienen enormes sonrisas porque serán felices con nosotros, papi Cheol también la tiene y yo también porque todos somos felices— explicó.

Entre bebés [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora