Sólo cinco minutos

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Más que nadie, SeungCheol se sentía triste; adoraba los días más placenteros del mes cada tres meses de Jihoon. Ahora que habían vuelto a trabajar y tenía que sentarse frente a un escritorio, teclear cosas, mandar correos, comunicarse con algunos clientes y a veces hacer llamadas, era cuando más extrañaba al omega. No era como si se hubiese alejado hasta el otro lado del mundo, lo tenía en el piso de abajo, yéndolo a buscar cuando quisiese, pues no había nadie que se lo impidiera; pero sabía que las responsabilidades debían ir primero y si su padre lo descubría vagando por la oficina sin hacer su trabajo lo mataría como el padre que es.

Miró un par de veces las fotografías sobre su escritorio, en una de ellas estaban Jihoon y él con Sunhee en brazos a sus dos meses de nacida, en la de al lado se encontraba la foto de Jihoon cuando era un pequeño, una de aquellas fotografías que había conseguido robar cuando la pareja miraba el álbum de fotos junto a Chan, hace algunos años. La tercera fotografía era más reciente, de cuando fue el cumpleaños número cinco de Sunhee, aún no podía creer que muy pronto cumpliría seis; en la fotografía sólo estaba Jihoon y ella, ambos estaban distraídos, cocinando para la pequeña fiesta que dieron con los amigos de Sunhee, él había tomado la fotografía, por eso la amaba tanto. Suspiró, deseaba estar con esas dos personas en ese momento.

La puerta de su oficina fue tocada y sonrió al sentir ese especial aroma que ya conocía muy bien —adelante— dijo mientras se colocaba de pie.

Jihoon entró al lugar y cerró la puerta detrás de él—¿ibas a algún lado?

—No, sólo estaba estirándome— caminó por delante del escritorio, llegando hasta el omega y tomar su cintura entre sus brazos.

—Hoy no almorzaré contigo— dijo deslizando sus manos por el pecho del alfa y dejándolas reposar en sus hombros.

—¿Por qué?— hizo un puchero antes de comenzar con ligeros besos en su cuello.

Jihoon hizo de lado su cabeza, para que el alfa tuviera más accesibilidad a la zona —SeokMin me llamó, dijo que tiene algo importante que decirme y no quiere esperar— dejó escapar un suspiro de placer al sentir una pequeña mordedura —así que iré a comer con él.

—Está bien— aflojó la corbata y desabrochó el primer botón de su camisa, para tener más lugar donde besar en esa blanquecina piel.

—Ya debo irme— dijo soltando una ligera risa —Cheol, es enserio, debo entregar unos reportes antes de salir a comer.

—Sólo cinco minutos— dejó escapar un suave pero ronco sonido desde el fondo de su garganta, sabía muy bien que Jihoon no se podía negar si hacía aquello.

—N-no... yo debo... ah~— un suave gemido salió de sus labios al sentir la mano de SeungCheol apretar su trasero.

Ninguno de los dos se dio cuenta de toda la esencia que estaban dejando escapar de sus cuerpos, ya era habitual y normal que cada vez que sus cuerpos se pegaban más de lo debido, soltaban sus feromonas para complacer o hacer sentir mejor al contrario. Pero aquello les ocasionaba problemas si lo hacían en la oficina. La puerta fue abierta con enfado y de golpe, asustando a Jihoon y haciéndolo retroceder un par de pasos.

—¿Cuántas veces tengo que decírselos?— preguntó SangByung con una voz profunda y enfadada.

—No importa cuánto lo digas, seguiremos haciéndolo— contestó SeungCheol con una sonrisa en sus labios, que se desvaneció en cuanto Jihoon le dio un codazo en su costado.

—Jihoon...

—Lo siento— bajó la cabeza no pudiendo controlar sus instintos sumisos de omega si aquel alfa usaba una fuerte y autoritaria voz.

Entre bebés [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora