Días libres; día dos

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Jihoon abrió de golpe los ojos y revisó debajo de la sábana corroborando que se había corrido justo al final de su sueño húmedo, su pene volvía a endurecerse al recordar cortas imágenes de su sueño, y en todas estaba involucrado SeungCheol. Al mirar a su lado izquierdo, el alfa estaba profundamente dormido, sonrió y la idea de despertarlo de manera inusual se instaló en su mente.

Se deslizó lentamente por la cama debajo de la sábana, logrando subirse al cuerpo desnudo del alfa. No fue tan difícil conseguir que su esposo se endureciera en medio de su sueño, con besos, leves mordeduras en su cuello y el movimiento de su trasero sobre su miembro, logró despertarlo.

—Deberías hacer esto cada mañana— dijo Seungcheol con voz ronca. Sus manos se deslizaron por los muslos del omega hasta llegar a sus caderas y aferrarse a ellas para que los movimientos se volvieran más intensos.

—Tenemos como cinco minutos antes de que suene la alarma— dejó una rápida lamida sobre el cuello ajeno.

—No esperemos más— posó un corto beso en los labios de Jihoon antes de tomar su miembro con una mano y con la otra sostener la cadera del castaño.

Gracias al sensible cuerpo de Jihoon, no fue necesario tener que dilatarlo, su pequeña entrada ya estaba lubricada, facilitándoles el trabajo contra el tiempo. Jihoon soltó un profundo suspiro en cuanto fue invadido su interior y dejó caer su cabeza hacia atrás mientras sus manos se aferraron a los gruesos hombros de Seungcheol.

Jihoon comenzó a brincar rápidamente sobre el regazo del alfa, soltando gemidos irregulares que se mezclaban con los roncos gruñidos de Seungcheol, algo que lo excitaba más de lo que ya estaba. Sintió las manos contrarias recorrer su cuerpo, manteniéndose por más tiempo en el área de su cintura y trasero y sintiendo una que otra nalgada mientras saltaba auto-penetrándose.

Ambos miraron el reloj por impulso, quedaban tres minutos, así que Seungcheol elevó las caderas de Jihoon y las sujetó fuertemente para mantenerlas estables, así el podía penetrarlo rápida y fuertemente. Jihoon tuvo que cubrir su boca con una mano, conteniéndose para no soltar aquellos ruidos gemidos y el alfa se deleitó con la increíble vista que tenía del pene del omega sacudiéndose por lo fuerte que estaba golpeando su trasero.

En poco tiempo Jihoon dejó escapar su esencia, disparándola directamente al pecho de Seungcheol y sonrió por las pequeñas gotas que acabaron en su barbilla y en la comisura de sus labios, cosa que el alfa no dudo en lamer mientras fruncía el ceño llegando a su orgasmo. Anudó el trasero de Jihoon y como tantas veces durante la noche, se aseguro de que todo fuera tomado por el cálido cuerpo del omega.

Jihoon se desplomó sobre el cuerpo del alfa, tratando de normalizar su respiración. La alarma sonó en ese momento y Seungcheol extendió la mano para apagarla, antes de que se volviera molestoso el ruido. Con algo de dificultad tomó la sábana que había quedado sobre sus pies y cubrió sus cuerpos por si a Sunhee se le ocurría ir a despertarlos.

Tal como lo había pensado, la puerta fue abierta pocos minutos después, pero ellos no podían moverse si el nudo no bajaba.

—Princesa, creo que dejamos el pastel fuera del refrigerador, ¿quieres ir a verlo?— dijo Seungcheol asegurándose de que no viera algo de lo que luego estaría preguntando.

Sin decir nada y tampoco sin ver demasiado por lo adormilada que estaba, sus ojos se iluminaron en cuanto su papá dijo la palabra pastel, salió corriendo de la habitación y bajó la velocidad de sus pasos cuando escuchó a Seungcheol gritarle que tuviera cuidado al bajar las escaleras, confiaba en ella para que bajara gateando, tal como le habían enseñado.

—Gracias— murmuró Jihoon —¿quieres hacerte cargo de ella y llevarla a la escuela? Ya estoy duro otra vez.

—No vayas hacer nada sin mi— sonrió y dejó beso en su frente.

Entre bebés [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora