Epílogo I

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[Tres meses después]

Durante toda la mañana, Jihoon se había sentido acalorado y con pensamientos indebidos mientras trabajaba desde casa, aunque sabía perfectamente a qué se debía su estado, quería mantener la calma para no tener que meter su mano en sus pantalones y masturbarse un rato antes de que fuese interrumpido por alguien. No quiso comentarle nada a Seungcheol, sabía lo ansioso que se pondría, y ahora que el doctor les había dicho que el semen del alfa estaba completamente libre de espermas, no dudaría en mandar todo a la mierda para complacer a su esposo en su celo.

Sin embargo, cuando llegó la noche y el alfa llegó a casa, le extrañó ver la casa casi oscura, silenciosa y vacía; nadie lo recibió en la entrada como siempre pasaba, no recibió ese cálido abrazo de su princesa, ni tampoco el saludo de su suegra. Caminó escaleras arriba, sintiendo la presencia de una sola persona en toda la casa, la cual le llenaba sus pulmones con feromonas de excitación, sonrió y abrió lenta y silenciosamente la puerta de la habitación que compartía con su esposo, deleitándose con la mirada.

—Creí que tardaría más en llegar este día— murmuró el alfa aflojando su corbata y comenzando a desabrochar su camisa.

—Justo hoy llegó— sonrió coquetamente, acariciando su muslo.

El omega se encontraba acostado de lado en medio de la cama, completamente desnudo, con su pene erecto y su entrada bien lubricada, emitiendo fuertes feromonas que le hacían saber a su esposo que lo deseaba y lo necesitaba en esos momentos.

Imaginando que tendrían una larga noche, Seungcheol se tomó su tiempo en desvestirse, haciéndolo tan sensualmente que Jihoon no creía resistirlo demasiado. La mirada del menor se paseaba por el cuerpo de su esposo, desnudándolo más a prisa con la mirada, pero sin poder hacerlo realmente; así que mientras esperaba a que el alfa estuviese completamente desnudo, comenzó a juguetear con sus pezones.

Seungcheol se deshizo de sus últimas prendas, dejándolas sin cuidado en alguna parte de la habitación, subió a la cama con su pene apuntando directamente a la cara de su esposo, no necesitaba tocarse para colocarse duro si su esposo hacía el trabajo con su aroma más dulce y embriagador. Jihoon no perdió más tiempo y tocó el pene de su esposo, masturbándolo y lamiendo de poco en poco, como un helado que comenzaba a gotear al derretirse.

—Estás muy caliente, mi amor— dijo Seungcheol mientras sus dedos delineaban la curva de las caderas de su esposo.

—Deberías tomarme ya, estoy muy ansioso, ¿sabes?— dijo dejando que el pene de su alfa se escapara de sus manos. Gateó por la cama hasta que su trasero quedó justo en el duro pene de Seungcheol, inclinó su trasero y recostó su cabeza sobre sus brazos —tómame cariño.

Una sonora nalgada junto a un suave gemido retumbó en la habitación, y sin que Jihoon lo pidiera otra vez, Seungcheol tomó de sus caderas, acomodándolas mejor frente a su pelvis. Obedecería a las necesidades de su esposo, pero también quería disfrutarlo un poco más, así que antes de introducirse, deslizó su miembro entre las nalgas del omega; sus manos separaban los glúteos para que su pene tuviese un mejor desliz, pero a veces las apretujaba y las presionaba contra su hombría, disfrutando del placer que le provocaba.

Los gemidos suplicantes del omega comenzaron a hacerse presentes, su ano palpitaba deseoso por el pene de su alfa y este no se apresuraba en darle lo que quería. Separó sus labios intentando pedir que lo follara de una buena vez, pero antes de que las palabras pudieran salir de sus labios, Seungcheol se introdujo en una sola estocada, sintiendo el calor que el omega emanaba.

Entre bebés [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora