De regreso a casa

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Seungcheol tenía una enorme sonrisa al ver a su hija mayor sentada en la cama junto a su padre omega, quien estaba alimentando a uno de los gemelos; él tenía en brazos al otro, y aunque no podía evitar pensar en que hacía falta una personita más para que la escena fuese perfecta, estaba feliz de que casi todos estuviesen ahí.

Las cosas habían mejorado demasiado, Jihoon parecía que ya no estaba en depresión, incluso se había vuelto mucho más cariñoso, no sólo con sus hijos, a quienes les decía una y otra vez lo lindos que eran, llenándolos de besos y amor -incluyendo a Sunhee, quien comenzaba a ponerse un poco celosa-, sino también con Seungcheol, aunque con el alfa era distinto, pues a él le pedía mimos más seguido.

Los bebés ya tenían una mejor salud de la que tuvieron al nacer, parecía que el amor y el afecto que sus padres les brindaban cada día estaban ayudando mucho.

Su mañana se vio interrumpida cuando la doctora entró a la habitación —tengo buenas noticias para ustedes— dijo al cerrar la puerta. Los dos mayores la miraron con atención, esperando por lo que diría —daré de alta a Jihoon mañana en la mañana y si el psicólogo también lo aprueba, podrás dejar el hospital— dijo mirando al omega.

La pareja se miró con enormes sonrisas en la distancia, estaban muy feliz por la excelente noticia, pero Seungcheol sentía que había algo más en lo que la doctora les quería comunicar —¿hay algún pero?— preguntó.

—Sí, hay un pero, aunque no para Jihoon, se trata de Minseo— apenas dijo el nombre de su hija menor, ambos borraron sus sonrisas.

—¿Qué le sucede? ¿Está grave?— preguntó Jihoon con preocupación, abrazando con un poco más de fuerza a Seojoon sin ser consciente.

—Está bien, sólo presentó un pequeño problema respiratorio, así que creemos que la pequeña tendrá asma mientras se va desarrollando; no es muy grave y es tratable, así que no se preocupen. La buena noticia es que saldrá de la incubadora en una semana.

No era lo que querían escuchar, pero al menos era mejor que cualquier otra mala noticia que pudiesen recibir.

—¿Qué hay de los gemelos?— preguntó Seungcheol.

—Ellos parecen estar en una muy buena condición, y no han presentado ningún problema que un bebé de gestación normal presente, así que se podrán ir a casa con ustedes cuando Jihoon sea dado de alta— dijo con una sonrisa, animando a la pareja.

—¿Ya nos iremos a casa?— preguntó Sunhee al no poder evitar escuchar la conversación.

—Así es pequeña— respondió su padre alfa con una sonrisa de alivio.

Jihoon no estaba muy seguro de querer dejar el hospital, para empezar, no quería sentir que estaba dejando abandonada a su hija más pequeña, quería que todos se fueran juntos a casa; también estaba el hecho de que no sabía si podían con tantos cachorros.

Sunhee había sido una pequeña inquieta en sus primeros años, fue difícil para los dos, pero lograron adaptarse y comprender cómo cuidar cada vez mejor a su hija, pero sólo era una cachorra. Ahora se trataban de tres pequeños que necesitaban de la misma atención y los mismos cuidados (aunque una pequeña necesitaba cuidados más exigentes).

En el hospital logró encontrar confort, ya que ellos no se hacían cargo de los niños al cien por ciento, durante las noches eran las enfermeras y doctores quienes se hacían cargo de ellos si despertaban con hambre, o de alguna pesadilla, o con algún problema que requería atención médica. Aquello lo hacía sentirse mucho más inseguro y teniendo en cuenta la depresión por la que había pasado, era aún más inseguro.

Por la noche, luego de que los bebés estuvieran en sus cunas y Sunhee profundamente dormida en el incómodo camastro que habían llevado a la habitación para ellos, la pareja decidió conversar al respecto, y no porque Jihoon quisiera, sino porque Seungcheol notó esa mirada pensativa y preocupada en el resto de la tarde luego de la visita de la doctora.

Entre bebés [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora