|Kitaro
—Esto... Estoy... Es que jamás me imagine ver algo como esto.
Tenía de frente a mis ojos un enorme valle muy hermoso, lo suficientemente grande como para que fuese ocupado por una de las grandes ciudades de mi mundo llámese: New York, Paris, Rio de janeiro o cualquiera de ellas. Al fondo se veía unas montañas que se veían pequeñas debido a la distancia, de un lado estaba la costa de un enorme lago tan grande que no se veía el final; cualquiera pensaría que es el mismo mar, y el resto de zonas estaban ocupadas por los bosques.
Sin duda alguna esa vista era maravillosa, podría quedarme viéndola todo el día, pero eso no era lo que me quito las palabras de la boca, ya que justo en medio de valle yacía una ciudad, una la cual jamás me habría imaginado ni en mis sueños. Era enorme, tenía edificios de varios tamaños los cuales estaban rodeados de una extensa muralla blanca.
Esta muralla tenía cinco torres que eran más altas y del mismo color que el muro, pude notar que estaban separadas a iguales distancias una de la otra, y lo que más me llamo la atención de ellas es que tenían en la punta un cristal enorme cada uno de diferente color: azul, verde, rojo, naranja, y morado; los cuales brillaban con la luz del sol.
Sin embargo, lo más llamativo de esa ciudad no eran sus cinco torres, porque en realidad eran seis en total, resulta que había otra que era mucho más alta que las demás incluso más que cualquier otro edificio del lugar, esta se encontraba justo en medio de la ciudad y en la punta tenía una enorme roca blanca el cual inexplicablemente emitía una luz azulada muy notoria.
—Es impresiónate... En verdad impresionante, jamás creí que en mi vida vería algo como esto.
No podía evitarlo quede maravillado a ver esa ciudad, tanto que no podía deshacer la boba sonrisa que tenía en mi rostro. Sentía como la emoción se acumulaba en mi pecho, ya quería llegar y ver el interior con mis propios ojos.
—Me alegro que te guste lo que vez —dijo Zoren con una sonrisa—, esta es Siladus, la cuidad capital, lugar donde yace la sede principal de la orden de los guardianes y de los demás protectores de Entharus, aquí veras gente de todas las razas y cosas que seguramente jamás te habrás imaginado.
—Ya quiero llegar ahí —dije con emoción.
—Entonces... —me sonríe— No perdamos el tiempo ¡andando!
Tras decir eso aumentamos el paso de los caballos para llegar cuanto antes a la ciudad.
—Imagino que nuestro destino es la torre más alta —mantuve la mirada fija en la gran torre.
—Correcto, es la central, el edificio donde se administran las ordenes tanto de guerreros, arcanistas y guardianes, ese es el lugar donde se encuentran los maestros.
Estoy completamente emocionado, no puedo esperar a ver el interior de la ciudad. Mientras cabalgábamos y nos acercamos a la ciudad, vi a lo lejos un portón enorme que fácil llegaba a los cinco pisos de altura con una reja de color negro que hace bastante contrasté con el color del muro.
Cuando nos acercábamos aún más vi que había dos personas custodiando la entrada, pude distinguir que se traban de una entara y un zurou oso, una vez que llegamos Zoren se adelantó para hablar con ellos, me sorprendí porque este los saludos de una forma muy amistosa, supuse que eran conocidos suyos. Poco después la reja comienza a abrirse, en eso Zoren nos hizo una señal para acércanos.
Justo cuando Faren y yo pasamos al lado de los guardias les agradecí y estos me respondieron con una sonrisa y un saludo. Una vez adentro me quede maravillado e impresionado con el ambiente, la ciudad era bastante animada, veía personas de todas las razas caminando mientras conversaban o hacían compras, a pesar de que nunca me gustaron los sitios tan animados este de alguna forma me agradaba.
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El Inicio | Saga: E.N.O. Libro uno.
FantasyAlgunas personas viven sus días rodeadas de lujos, otros de forma modesta, pero algunos deben luchar con las heridas que han sufrido en sus corazones. Así que plantea la siguiente pregunta: ¿alguna vez has sentido que vives sin un propósito? Un jov...