Capítulo 27. Un pequeño plan.

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Mientras tanto ese mismo día en la torre de la orden

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En lo más alto de la torre dentro de una habitación iluminada por la suave luz de las lámparas en las paredes se hallaba sentada justo en medio de la sala, frente a una mesa redonda con una gran esfera de cristal en el centro, una mujer de piel clara con cabello castaño y cola de caballo vistiendo una blusa negra que dejaba ver claramente sus bien marcado y suave torso, además de unos pantalones de color azul marino, se hallaba sentada absorta leyendo con sus ojos carmesí un libro entre sus suaves manos como si estuviera buscando la repuesta a un dilema que se le presento hace poco.

Poco después a la sala entro un entara bastante alto y marcado, el cual vestía las típicas prendas para un entrenador, paso por una puerta que estaba a espaldas de la mujer sin que esta se percatara de su presencia debido a que no quitaba la mirada de su libro, apenas se abrió la puerta de la habitación se dio a entender que ya era pasada la noche, y justo al presenciar tal escena el entara mostro una mirada desconcertada al ver a la mujer absorta en sus pensamientos sin intenciones de detenerse.

—... —el entara suspiro— ¡Asajilia! —gritó.

La maestra guardiana del fuego, Asajila, de la nada dio un salto al escuchar ese llamado era evidente que su estado de concentración era tal que solo un estruendo lo alteraría.

—¿¡Daronde!? —giró de golpe— ¡Dios! Cuantas veces te tengo que decir que no me hagas eso cuando estoy concentrada... —dijo algo irritada.

—Perdona, pero es que sentí que si no lo hacía te ibas a comer ese libro con los ojos... ¿Todavía sigues investigando ese asunto?

—Así es, no puedo evitarlo, el informe de Zoren acerca de esa rara presencia que le ataco regresando de su última misión lejos de aquí no me ha dejado tranquila desde entonces —dijo entrecerrando ligeramente los ojos.

—Te comprendo perfectamente... Pero esa presencia se ha aparecido en varias zonas desde antes de encontrarse con Zoren.

—Pero hasta ese momento jamás trato de agredir a alguien... —agregó la humana.

—Eso es cierto... Es normal que eso te preocupe.

—Debería... Desde ese incidente con el lobo en cada informe que recibimos acerca de algún suceso similar describían lo mismo: alguien atacándolos con una flecha y una voz la cual era imposible determinar de dónde provenía... No sé, pero tengo la sensación de que es cuestión de tiempo que suceda algo peor.

—Es comprensible... ¿Has tenido algún avance?

—Para nada... En todos los libros que he consultado, ninguno habla de algo similar y en la red todos los informes relacionados son de este año justo cuando se comenzó a avistar esa presencia.

Dicho eso la maestra simplemente cerró el libro en sus manos y lo coloco sobre la mesa redonda, después se giró en su silla para ver directamente al maestro Daronde mientras cruzaba las piernas y colocaba sus dedos sobre su barbilla a la vez que le daba una sonrisa algo coqueta.

—Pero cambiando de tema Daronde... —el maestro entara la ve algo confundido —¿Hoy tuviste un día interesante?

—Por favor no finjas que no sabes... Eso sería muy descarado de tu parte.

—Ji, ji, ji... Perdona, solo quiero saber qué piensas al respecto ya que tu pequeña sobrina por fin despertó y por fortuna para ti su naturaleza resulto ser de tierra.

—Aunque lo digas así no me puedo sentir aliviado... De hecho, el solo pensarlo me da dolor de cabeza... —se soba la sien con la mano.

Una vez dejado en claro su opinión Daronde se fue a sentar justo al lado de Asajila en la mesa redonda girando noventa grados para quedar justo enfrente de ella mientras que la mujer no le quito la mirada en ningún momento

El Inicio | Saga: E.N.O. Libro uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora