|Zoren
Apenas vimos al humano desplomarse nos preocupamos, pensamos que sus heridas lo pusieron en una situación crítica. Por fortuna cuando lo revisé supe que no tenía nada grave, tan solo se había desmayado por agotamiento.
Es increíble... Después de recibir tanto daño apenas tiene unos cuantos moretones y cortadas, y por la forma en que se pudo mover hace poco no debe tener ningún hueso roto, pero está más que claro que algunas de sus costillas están fracturadas.
—¿Seguro que está bien? —Kaz me miró preocupado.
—Sí... Tan solo hay que dejar que descanse... Yo me quedaré con él, tú ve a por Arethia.
—De acuerdo...
El tigre se separó de nosotros y fue a ver como estaba nuestra amiga, poco después veo como el jefe Lenaros se nos acercaba acompañado de su nieto, junto con la inconsciente entara siendo cargada en los brazos del joven.
—Señor Lenaros, ¿cómo se encuentra Nitasha?
—Bien... A pesar de los golpes su vida no corre peligro.
—Es bueno saberlo...
—En verdad es increíble que este viva... Pero lo más increíble es ese humano...
—Je, je... De eso no hay duda.
—¿Kitaro esta...? —Darius habló con preocupación
—No te preocupes —le contesté—, solo está dormido...
—Qué bueno... —suspiró aliviado.
—Por lo visto ya no falta mucho para el amanecer —el jefe Lenaros miró al techo.
Mire al cielo y era cierto, en el gran agujero del templo se podía ver como el cielo estaba aclarándose con una tonalidad azul oscura, indicando con ello el inicio de un nuevo día, pero hay algo curioso.
—Cuanto silencio... —susurré.
—Ahora que lo menciona es cierto... Parece que la batalla a las afueras del templo también ha acabado —indagó el jefe.
—Voy a confirmarlo...
Traté de comunicarme con alguno de los demás miembros de las ordenes, pero no hubo éxito... Nadie contestaba.
—Qué raro... No hay repuesta...
—¿Habrá pasado algo? —me preguntó el anciano con preocupación.
—No estoy seguro, pero por ahora no es posible saberlo...
—¡Zoren!
Miré a la dirección en donde me llamaron, Kaz se acercaba con la elfa en sus brazos.
—Kaz, ¿cómo esta Arethia?
—Está bien... Simplemente esta desmayada, ya le quité la flecha y usé un tónico para sellar la herida.
—Bien... ¿Puedo pedirte algo?
—Dime.
—¿Puedes ir a las afueras del pueblo a ver qué sucede?
—¿Estás seguro?
—No te preocupes por nosotros... Yo me encargo de las heridas de los muchachos...
—Notros ayudaremos también —se ofreció el anciano.
—Tan solo dinos lo que necesitan —su nieto también
—Bien, primero que nada... Debemos llevarlos a un mejor sitio, este lugar no es el adecuado para los heridos —indiqué.
—Entiendo... Mi casa no está muy lejos, ahí podrán descansar —comentó el jefe.
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El Inicio | Saga: E.N.O. Libro uno.
FantasyAlgunas personas viven sus días rodeadas de lujos, otros de forma modesta, pero algunos deben luchar con las heridas que han sufrido en sus corazones. Así que plantea la siguiente pregunta: ¿alguna vez has sentido que vives sin un propósito? Un jov...