Capítulo 21

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Hospital Central D.F


Victoria estaba sentada en la sala de espera, temblando por el frío del hospital. Nadie le informaba nada, pero claro... ella no era nadie; ni en la vida de Heriberto ni en la de Salazar. Tragó con fuerza y su mente la traicionó una vez más al rememorar las últimas horas de su vida.

<<Flashback>>

- Me dijiste... ¡Me mentiste! – le apretó con fuerza los brazos.

Victoria quiso deshacerse del agarre, y quizás solo habría enfurecido más a Rómulo. Pero en ese instante, se abrió la puerta con estrépito y al menos unos 15 hombres armados de pies a cabeza entraron a la habitación para apresar a Rómulo. Quizás fue lo inesperado del abordaje, que a Rómulo no le dio tiempo de reaccionar.

Ella se quedó pasmada en el sitio viendo como los oficiales que seguramente había enviado Julián se llevaban a Rómulo. Pero no le pasó desapercibida su amenaza a gritos.

- Esto no ha terminado Victoria. Te juro que vas a pagar tu mentira y tu traición. Olvídate de la pequeña María, porque moveré cielo y tierra para quitártela.

Un oficial la tomó del brazo para sacarla, pero ella se deshizo cuando reaccionó y se volvió a ver a Heriberto; estaba en suelo y Salazar seguía presionando la herida. Se quedó inmóvil, parecía que la había abandonado toda la energía.

Pestañeó lentamente y sintió como era empujada para dar paso a los paramédicos que comenzar a trabajar sobre el cuerpo pálido y ensangrentado de Heriberto. Vio como Salazar se movía para permitir acceso a los profesionales de la salud, pero no quitaba sus manos de la herida.

No escuchaba nada, no podía. ¿Estaba muerto? Si no lo estaba, ¿Viviría? Tampoco podía moverse del sitio, por temor a perderse algún indicio de vida en él. Un oficial la sacudió levemente, pero ella quiso apartarlo para seguir viendo a Heriberto, tratando de ver si su pecho se elevaba, si había vida. De pronto, el oficial la tomó en brazos y ella pareció reaccionar, se retorció con fuerzas y comenzó a gritar, pero no pudo soltarse.

<<Fin del Flashback>>

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un toque en el hombro que la hizo respingar. Cuando fue sacada del galpón donde ocurrió todo, la llevaron a una ambulancia donde le inyectaron un sedante que la hizo dormir unas horas. Prácticamente había obligado a Julián a interceder para que la dejaran ir y saber cuál era el estado de Heriberto.

Parecía un manojo de nervios, necesitaba información en ese instante. Un médico salió y ella se levantó a trompicones, pues conservaba ciertos efectos del sedante, así que Julián la sostuvo.

- ¿Cómo está Heriberto?

- ¿Es usted familiar? – los ojos se le llenaron de lágrimas y Julián habló por ella.

- Tienen una relación hace poco.

- Solo puedo dar información a quienes son familiares. Hasta donde sé, Heriberto no tiene a nadie más que a Salazar. – Victoria se aferró a la camisa del médico.

- Por favor... se lo suplico. – El galeno miró su preocupación y asintió.

- Operamos, sacamos la herida de bala y corregimos la perforación. Hubo gran pérdida sanguínea. Estará en terapia intensiva un tiempo, mientras observamos su evolución.

- ¿Se... se va a salvar? – preguntó ella en un susurro.

- Prefiero no asegurar nada, pero haremos lo posible porque Heriberto tenga los mejores cuidados. Ahora si me disculpa, tengo que ir a informarle a Salazar. – El médico se iba y Victoria se volvió a él para preguntar una cosa más.

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