Capítulo 37

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Buenas bueeeeeeenas, esta historia ha llegado a su inevitable fin... Mil gracias a todas por seguirla, y siempre por ser pacientes conmigo.  A continuación, el final de "Amarte Así", una historia que pasó por mil y un cambios, espero que a pesar de todo, les haya gustado. De nuevo, gracias.



Después de una larga jornada de trabajo, parecía que lo siguiente sería ir a casa y disfrutar del calor del cuerpo de su esposa, pero nada era tranquilo en la vida de Heriberto desde hace algunas semanas. Hacía unos minutos había recibido un mensaje de Victoria, con tres palabras que cambiarían su vida para siempre: "¡Ya es hora!". Estaba parado en la entrada del hospital, caminando de un lado a otro, resoplando y mirando su reloj cada 3 segundos. Un equipo multidisciplinario estaba listo para recibir a su embarazada esposa, que tendría a su primer hijo, o hija.

Iba a soltar una nueva maldición entre dientes, cuando por fin llegó el coche de Salazar, que traía a Victoria.

- ¿Te pasaste por un helado antes de venir al hospital? – le reclamó a su amigo al verlo bajar del vehículo.

- No tienes ni idea de lo loca que está tu mujer – retrucó medio pálido

- Basta los dos. – Dijo saliendo y recibiendo un beso en los labios de su esposo. – Todo bien.

- ¿Cada cuánto las contracciones?

- Cada 5 malditos segundos – aseguró Salazar entre dientes.

- Cada 5 minutos – respondió con la frente perlada de sudor, ya que una contracción se anunciaba. Respiró tal como sabía que debía hacer, mientras la acomodaban en una camilla que rápidamente ingresó al hospital.

- No debiste tardarte tanto en venir.

- Este es tu primer bebé, Heriberto. Pero, recuerda que ya tengo experiencia.

- Se puso a escoger una ropa diferente de la que tenía empacada en la maleta, porque lo guardado ya no estaba de moda. ¿Acaso te casaste con una demente? – discutió Salazar medio ofuscado y medio nervioso.

- ¿Te pusiste...? – Heriberto calló el reclamo al ver el rostro enojado de Victoria. Entraron a sala de parto todos, incluido Salazar.

- Hasta aquí llegas tú. – advirtió Victoria.

- Pero si ese bebé también es mío. – resopló y todos se quedaron mirándolos a ese trío discutiendo. Salazar se dio cuenta de cómo sonaba aquello, y salió refunfuñando algo sobre amigos malagradecidos.

- Bueno, ¿Ya estás lista, Victoria? – le preguntó su doctora antes de comenzar a examinarla, y ella asintió. Heriberto le tomó la mano y besó su frente.

- Te amo.

- Yo también te amo.

- Por aquí ya alguien quiere salir a conocerlos. En la próxima contracción te toca pujar muy fuerte.

- ¿Tan pronto? – preguntó ella un poco asustada. – No debí tardarme tanto en venir. – Heriberto le sonrió algo divertido.

- Todo saldrá bien, querida. – besó sus labios y la siguiente contracción no se hizo esperar. Victoria pujó con fuerza y a su mente llegaron las imágenes de aquella ocasión hace algunos años atrás, cuando en un hospital con menos prestigio había tenido a su pequeña María. Había estado sola, pero ahora estaba rodeada de amor, lo sentía en el cálido agarre de Heriberto y en sus palabras de ánimo susurradas en su oído. Todo fue muy rápido, o quizás ella había estado inmersa en sus recuerdos, pues en apenas unos instantes, se oyó el llanto fuerte de bebé, su bebé.

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2022 ⏰

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