Capítulo 18

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Casa de Modas Iturbide

Victoria se quedó mirando un boceto de diseño durante más tiempo del considerado normal, lo que llamó la atención de Benjamín

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Victoria se quedó mirando un boceto de diseño durante más tiempo del considerado normal, lo que llamó la atención de Benjamín. La observó con cuidado, admirando sus facciones y silueta; la había deseado por más tiempo del que podía recordar. Sin embargo, ella solo había despreciado cada uno de sus avances, por eso se había convertido en su obsesión. Una obsesión que le quemaba y que estaba dispuesto en ese mismo momento a saciarla.

Benjamín pasó el seguro de la puerta y se acercó con cuidado, notando que Victoria estaba absorta en el diseño. Con sigilo puso sus manos en los hombros de la mujer, a lo que ella respondió con un respingo. Pero aunque quiso levantarse, él imprimió fuerza en sus hombros para mantenerla en su lugar, y se acercó a su oído para hablarle.

- Estás más hermosa que nunca hoy.

- ¿Qué te pasa? – dijo revolviéndose hasta que logró soltarse, en el proceso trastabilló y él la volteó con fuerza y pegó su cuerpo al de ella.

- Creo que has estado toreándome durante demasiado tiempo.

- ¡Suéltame! – le dijo resistiéndose.

- Te paseas frente a mí, moviéndote y provocándome – Ella lo miró incrédula - Te muerdes los labios cuando estás concentrada en el boceto, solo para llamar mi atención.

-          ¡Estás demente! – Dijo soltándose con un gruñido, pero él apartó la silla que los separaba y se acercó a ella respirando con dificultad

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- ¡Estás demente! – Dijo soltándose con un gruñido, pero él apartó la silla que los separaba y se acercó a ella respirando con dificultad. – Benjamín, le exijo que me deje en paz, o voy a gritar y todo el edificio se va a enterar. – El sonrió de manera tenebrosa.

- El piso está vacío. Hace casi una hora que terminó la jornada. – Victoria miró el reloj en su escritorio y efectivamente, hacía un buen rato que debió haber estado lejos de allí. Pero no dejaba de darle vueltas a la amenaza de Rómulo. – Hoy vas a ser mía.

- Primero muerta – dijo avanzó rápidamente para llegar a la puerta, pero él la empujó contra ella y la aplastó, pegando su erección a su trasero.

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