- ¡Hola Victoria! – Ella recogió rápidamente los papeles, con las mandíbulas apretadas. Cuando los tuvo todos en su poder, se levantó para irse, pero el hombre la sostuvo del brazo con fuerza. – Vamos Vicky, no tienes que ponerte así. - Con enojo, Victoria le golpeó con la carpeta en el brazo para que la soltara.
- Suéltame – le dijo con los dientes apretados y él solo la soltó, pero al verla que se iba, pronunció unas palabras que la pararon en seco.
- El señor quiere verte. – Victoria se dio la vuelta, pálida y enojada.
- Dile a Rómulo que si de mí depende, no me verá nunca más. – Max rió y miró a los lados para asegurarse de que nadie lo escuchaba.
- Él sabe que estás enojada.
- ¿Enojada? No alcanzan a describir cómo estoy. – Victoria se irguió temblorosa.
- Seguramente, estarás más dispuesta cuando me escuches.
- Nada de lo que digas me hará ir a verlo.
- El licenciado quiere que vayas. Si no vas, hará hasta lo imposible por quitarte a tu hija, pero además terminará lo que empezó con el Dr. Heriberto. – Victoria levantó la barbilla – Ya sabe que estuviste con él este fin de semana. – Eso no se lo esperaba y palideció aún más. – Te espera allá. Ah... - Había emprendido el camino a la salida, pero se detuvo antes de irse. – Estoy vigilando el departamento de Julián Corona, por si se te ocurre llevarte a la niña.
- Eres un maldito desgraciado. – Max sonrió.
- Sí. – le guiñó un ojo y se fue silbando.
Victoria se quedó temblorosa en el lugar donde estaba. A pesar de sus intentos por pasar desapercibida para Rómulo, él había estado siguiéndola siempre. Había estado al tanto de su encuentro con Heriberto. Ahora él volvía a estar en su mira. Una lágrima cayó en su mejilla y la secó con enojo.
Después de entregar los papeles en el juzgado, Victoria decidió caminar un rato por la ciudad, sin un rumbo fijo. No podía llegar al departamento sin haber pensado bien lo que haría y con su rostro de preocupación que inquietaría a María.
Odiaba pensar que su hija tuviera que vivir de esa manera, encerrada por temor a que Rómulo la secuestrara. Ella estaba segura que al menor movimiento, ese sería su siguiente paso. Se maldijo internamente por haber permitido que su relación con Rómulo Ancira llegara tan lejos. Había sido una tonta y ahora estaban pagando por sus malas decisiones, lo peor de todo era que estaba arrastrando con él a personas inocentes.
Después de un rato que le sirvió para calmarse, llegó al departamento con una decisión tomada pero su ánimo no había mejorado mucho. Su hija la recibió con mimos y súplicas para salir, pero ella tuvo que negarse una vez más. Lloró hasta quedarse dormida y Victoria la miró con tristeza, rogando que los sueños de su hija le permitieran la libertad que ella no podía darle. El sonido suave de la puerta llamó su atención.
- ¡Hola! – Julián se asomó con una sonrisa. - ¿Podemos hablar? – Victoria asintió, besó la frente de su hija y salió tras Julián, que la llevó hasta la cocina.
- ¿Cómo estás? – Le preguntó cuando lo vio sentarse en el mesón, para comer su almuerzo.
- Un poco cansado – ella lo notó en su expresión.
- ¿Mucho trabajo? – Julián asintió, tragó un bocado y bebió agua.
- Pero tengo buenas noticias.
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Amarte Así
FanficHeriberto Ríos Bernal es un pediatra que dedica muy poco tiempo a las relaciones amorosas, hasta que conoce a Victoria Gutiérrez. Ella le desconcierta y atrae en partes iguales, pero está decidida a sortear cada uno de sus intentos por conquistarla...