Capítulo 32

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María agitó desde su posición dentro del coche y asomada en la ventana, un globo que decía ¡Felicidades! Cuando vio salir a su madre del edificio. Victoria sonrió emocionada y sacudió la cabeza al ver la muestra de cariño de su hija. Se acercó a ella, tomó el globo que le ofrecía y recibió el abrazo cariñoso de su pequeña María.

- ¿Y esto?

- Felicidades mamá. – Heriberto ya estaba junto a ella y le abrazó la cintura.

- ¿Cómo te fue?

- Creo que bien, pero fue mi primer examen... no es tan importante. – rió ella al recibir un ramo de flores de manos de su esposo. Heriberto la besó en los labios y ella sonrió enamorada cuando la soltó.

- Es muy importante para nosotros – le guiñó el ojo a María y abrió la puerta para que Victoria subiera al coche.

Se había inscrito en la Universidad y ese día había presentado su primer examen. Había estado muy nerviosa, pues nunca pensó que los estudios fueran su fuerte. Sin embargo, estar cursando una carrera que le gustaba, su sueño hecho realidad, hacía que las cosas fuesen mucho más fáciles. Heriberto se sentó en el asiento de conductor, después de instalar de manera segura de nuevo a María en la silla del coche.

- Vamos a comer juntos, ¿qué desean comer?

- Pizza – solicitó emocionada María.

- No. – rió Victoria. – Comida italiana, pero no pizza. Dejemos eso para el fin de semana.

- Lo que diga mi señora. – Heriberto arrancó el coche entonces. El móvil de Victoria sonó y era una videollamada de Cecilia, la cual aceptó enseguida.

- ¿Cómo te fue en el examen?

- Fue mi primer examen, nada del otro mundo... - se quejó Victoria sonriendo.

- Todos estamos muy emocionados. – aseguró Heriberto a su lado.

- Me fue muy bien; o eso espero...

- Estamos seguros que así fue – comentó Cecilia y detrás se escuchó a Alexandra que reía a carcajadas.

- Mamáááááá salvame... - gritó la niña riendo. Enseguida, aparecieron en pantalla Salazar y Alexandra un poco agitados, pues estaban jugando.

- Hola Victoria – saludó Salazar. - ¿Dónde está mi hombre?

- Hola Salazar – le respondió ella enarcando una ceja – lamento decirte que MI hombre está conduciendo. – Heriberto sonrió a su lado.

- No te pongas celosa, te juro que tan solo pido la mitad de su corazón. – Cecilia lo apartó y padre e hija continuaron jugando y riendo.

- Iremos el fin de semana a verlos. Salazar no tiene pacientes y podrás contarme todo.

- Está bien. Dale un abrazo de mi parte a Alexandra y a tus padres.

- Con gusto. – Al colgar la llamada Victoria sonrió y tomó la mano que le extendía Heriberto.

- Mi diseñadora de modas favorita – dijo besando su mano y ella le correspondió con una gran sonrisa.




Y así comenzó el ascenso de Victoria en el mundo de la moda. Se esforzó tanto, que cursó la carrera en menos tiempo del que un estudiante promedio lo hubiera hecho, con honores y ganándose en el trayecto de su formación académica, un sinfín de contactos. Su talento era apreciado por veteranos de la moda, quienes aceptaron gustosos que ella pudiera aprender con ellos.

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