noche reveladora

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Taehyung salió de su cuarto recién bañado después de haber estudiado ciertos temas sobre su clase de psicología. Había terminado tarde y apenas se le había dado la oportunidad de ir a ducharse.

Al final del día, el ambiente después de regresar a su departamento compartido con el rubio, no había sido lo mismo que días anteriores. Era como si nadie más que él viviera allí, aunque JiMin estuviera en su habitación en completo silencio.

Queriendo olvidar el viernes pesado que tuvo, su mano derecha se dirigió a su cuello masajeándolo mientras caminaba en dirección a la cocina. De verdad le estaba entrando un miedo, ¿y si le pasó algo a JiMin? ¿Y si...? No, no podría ser, creía al rubio ser capaz de muchas cosas, pero de esa nunca.

Con preocupación reflejada en el rostro, intentó prender la luz de la cocina. Y aunque pudo ir y prender otras luces, le dio flojera.

«Maldita luz de porquería. Justo cuando no hay dinero para comprar un foco» Intentó una vez más, y antes de que empezara a tocar con clara desesperación el interruptor, la voz apagada dentro de la cocina lo asustó.

—No funciona Tae, ya lo intenté yo —Pudo jurar que ese maldito murmullo le dio miedo y más cuando lo único que podía llegar a ver era cierta mancha negra de un cuerpo de tamaño promedio entre toda la oscuridad del departamento.

—JiMin, oh dios, me diste un susto —Susurró con voz ronca, tenía sed y mucha—. No te había visto desde... ya sabes, eso. Pensé que te había ocurrido algo.

—Estoy bien, sano y sin marcas —Abrió el refrigerador de nuevo para sacar el botellón de agua fría—. ¿Quieres agua?

Taehyung iba asentir, pero recordó que no se podían ver muy bien entre tanta oscuridad y sólo contestó que sí.

—Gracias —Contestó cuando a sus manos llegó un vaso de agua fría—. ¿Tú no te harías daño, cierto? ¿Me tengo que preocupar?

—No tengo porqué, fui un idiota y lo sé, lo sé muy bien. Aunque creo que idiota queda algo corto, ¿no crees? —Taehyung no contestó. Prefería no meterse más—. Da igual, perdón por preocuparte, en realidad estaba dormido, lloré y me dormí.

—¿Puedo decirte algo? —Pregunta JiMin dando otro sorbo a su vaso—. A veces pienso que necesito ir al psicólogo, pero recuerdo que aquí se está formando uno.

Taehyung ríe apenas. A veces no sabía cómo lidiar con los tormentos de la gente y lo sabía bien, pero estaba dispuesto ayudar.

—Claro, dime —Camina un poco buscando el fregadero para dejar su vaso, y al detenerse en la meseta, siente el cuerpo del rubio aun lado del suyo—. ¿Podemos hablar en otro lado? Aquí está muy oscuro.

—¿En tu cuarto o en el mío? —Taehyung contesta que en dónde sea estuviera bien, de todos modos no le importaba—. Bien, iremos al tuyo, mi habitación me atormenta.

Taehyung sintió la mano pequeña de JiMin sujetar la suya, sonaba tan inocente como con esos pequeños actos, que no supo cómo pudo llegar a ese punto de su vida. Cosas que no sabrá Taehyung hasta que JiMin le contara o lo que estuviera dispuesto a decirle.

Una vez en la cálida habitación, JiMin se recostó en la cama del más alto en silencio. Todo estaba en un sepulcral silencio y aunque a Taehyung le parecía algo incómodo no estar hablando, JiMin pensaba todo lo contrario.

Se sentía en paz y no se sentía juzgado, no creía estar listo para las bocas que se alimentaban de chismes y más chismes. El rubio suspiró cansado. Tenía que sacarlo, tenía que hablarlo con alguien.

—Yo siempre he tenido padres muy estrictos, siendo hijo único eso nunca ayuda y mucho menos cuando esperan cosas de ti —Comenzó JiMin. Taehyung se acomodó a su lado cara a cara, si su profesor viera en qué posición estaba a la hora de ser "profesional", automáticamente estaría reprobado, por suerte no estaba en clases—. Cuando descubrí mi pasión por el baile y mis padres vieron mi talento, el rumbo que tenían para mi vida cambió —Ríe bajito dejando salir un suspiro cansado—. Es gracioso, tenía apenas 11 años cuando encontré algo que amaba de verdad y que mis padres no me obligaron a tomar como sus clases de canto, piano, arquería y más. En un punto de mi corta vida me sentí mal, destrozado, me hacían falta unos padres que me amaran por lo que podía ser por mi cuenta y no por lo que ellos querían; mi madre aunque fue la más blanda de los dos, siempre era pasiva al momento de presionarme, pero mi padre era otro cuento, era más salvaje y agresivo cuando no conseguía las medallas de oro en las competencias de danza. JungKook entra en esos años, lo conocí cuando tenía unos ¿15? Sinceramente no recuerdo bien, pero mi madre y la suya se conocían desde hace mucho tiempo, nos presentaron, nos hicimos amigos y aunque a mi madre y padre nunca les interesó mi orientación, me... —Tomó una gran bocanada de aire. Se estaba sincerando con alguien por primera vez después de contarle su vida al chico de la carrera de biología—. Me habían obligado a estar con JungKook, un chico de cabellos negros que pertenece a una familia adinerada, y que beneficiaría a la familia el que yo estuviera de pareja con JungKook. Al principio me agradaba la idea de ser su amigo, era y es un buen chico, pero nunca fue lo que yo quería... y menos cuando descubrí a mi madre y padre hablando sobre mi futuro con Jeon.

roommate ─ kooktae au  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora