shangri-la parís

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[...]

Sinceramente, Taehyung no entendía que estaba sucediendo, ni porqué JungKook iba en dirección contraria al taxi que se supone los esperaba para llevarlos a su hotel. Nada más lo vio parado fuera del aeropuerto yéndose sin mirarlo un segundo.

Su ceja se alzó confundido. Miró al hombre que tecleaba dentro del auto y al número del taxi. Ese era su taxi, pero ni JungKook ni el conductor se dieron cuenta de su presencia.

—Tae, ¿qué haces ahí parado? Vamos —lo llamó desde la distancia en la que estaba, alzando la voz un poco para que lograra escucharlo, a la par en la que se despedía de un hombre del que el castaño no tenía idea, al que vio cómo le dio unas llaves. Taehyung señaló el taxi, preguntándole psíquicamente a JungKook a dónde es que iba.

Sin decir palabra alguna, JungKook señaló el auto a su costado derecho, dándole a entender que es al que se subirían.

Taehyung caminó sin dejar de mirar el tremendo auto que tenía ante sus ojos. ¿De dónde había salido? Aunque había algo que olvidaba con rapidez y era que su novio provenía de una familia demasiado adinerada.

—¿Te gusta? —pregunta JungKook, abriendo el maletero y subir sus cosas, librándose de ellas una vez por todas—. No te había dicho nada, pero hice el arreglo a unas cuantas cosas y eso era la comodidad para trasladarnos en la ciudad. Y también nuestra estadía en nuestro hotel.

—Me gusta mucho... sólo, me sorprendí, es todo —sonrió, dejando la mochila negra que colgaba en su hombro, cerca de las maletas de JungKook—. ¿Alguna otra sorpresa que me quieras comentar?

—Mhm —pensó un segundo—. Por el momento no, pero más adelante quizá haya unas cuantas, no lo sé —le sonrió una vez acomodó todo dentro del auto y lo tomó de la cintura acercándolo a su cuerpo para alcanzar sus labios y unirlos en un delicado beso.

El primer beso en París, todo un sueño.

. . .

Caminar dentro de un hotel de lujo, del que nunca pensó poner pie alguno en su vida, parecía una ilusión muy bien hecha. Las paredes, los pisos, cada arreglo floral o los candelabros en el techo con la iluminación más linda que pudo haber visto, era lo más asombroso que haya visto.

Parecía aquel niño pequeño al que le mostrabas maravillas nuevas y no dejaba de mencionar lo increíble que era el lugar y así parecía él justo en esos momentos, en el que llegaba al lado de su novio, quien se había adelantado unos minutos antes para obtener la tarjeta que les permitiría acceso a su habitación.

roommate ─ kooktae au  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora