roommate ─ kooktae au

papá maldito

Al día siguiente después de haberse despedido de JungKook en la entrada del edificio con un beso y haber saludado al rubio, con quien tuvo una seria conversación sobre su calzado arruinado por Yeontan, descansó la mayor parte del día y pudo disfrutar lo que quedaban de sus maravillosas vacaciones.

Con JiMin en la cocina y él recostado en el sillón con las prendas más sueltas que tenía, escuchaba todo lo que había disfrutado el rubio en esos meses en los que no se vieron. Reían por cada situación penosa qué pasó JiMin en su viaje. Taehyung no quería y tampoco podía contar mucho de su viaje, ya que sabe que JiMin se enteró que la pasó con JungKook, y no quería poner el ambiente incómodo, así que se limitó a escucharlo perfectamente mientras el aroma de la comida llenaba sus fosas nasales.

Y lo único que le pudo contar antes de que fuera interrumpido en su pequeña historia, fue el hecho de que se tatuó, cosa que sorprendió mucho a JiMin.

—Yo voy —dijo Taehyung al escuchar el timbre y toques en la puerta sonar. Y sin dejar de escuchar las mini aventuras que tuvo JiMin, se detuvo a abrir la puerta de entrada. Su tarde iba tan bien, juraba que sí; y ahora sólo quería meterse a su cuarto y no salir nunca de él.

—Tú otra vez —la voz gruesa del hombre lo intimidó un poco, sólo un poco. Su porte le ponía nervioso, pero no lo demostró.

—Buenas tardes, querido. Perdónanos por venir sin avisar, ¿está JiMin? —la elegante madre de JiMin le regaló una sonrisa en modo de disculpa por la actitud del hombre grotesco a su lado.

Taehyung asintió dejándolos pasar sin pronunciar ninguna palabra. Y escuchando la sorpresa de JiMin que, al parecer tampoco sabía, Taehyung suspiró cerrando la puerta. Ahora sólo le quedaba esperar que todo fuera bien, porque al parecer a ese hombre de mayor edad no le agradaba mucho.

. . .

La comida que rápidamente por la hora se convirtió en cena, transcurrió en "armonía", pero no tuvo nada de armónico y agradable el que el castaño estuviera soportando las miradas de odio del padre de JiMin y que prácticamente lo callara cuando la madre del rubio trataba de integrarlo a su conversación.

Taehyung supo en ese momento que esa fue la peor tortura que le pasó, ya ni cuándo estaba con sus primos (familiares que no le agradaban mucho) se sentía tan odiado.

JiMin en silencio se disculpaba tantas veces como pudo con él, pero no lo culpaba por tener un padre tan odioso, controlador y machista como lo era él. Odiaba más que siempre callara a Sun Hee, linda progenitora del rubio, y le recalcara que sólo hablaría cuando él le dijera.

El rubio quería defender a su madre, no supo en qué momento la relación de sus padres se había vuelto así, pero la quería sacar de ahí. Todos querían huir de esa mesa, ignorar la existencia de ese hombre horrible y descansar en paz. Pero no podían, al menos hasta que la hora de la comida se acabara o hasta que el señor Park le recalcara a su hijo lo que tenía que hacer con JungKook dentro de unos meses.

—¿Casarme? ¿Tú estás loco o algo así, no? —el puño de su padre se estrelló contra la mesa pidiéndole respeto.

Taehyung al escuchar esa palabra quiso írsele encima, y más cuando él ya sabía (porque lo había visto) que su hijo no estaba más con el azabache.

Después de una gran y larga discusión, y por más que el castaño intentara huir, terminó la cena junto con la familia Park. Una vez su compañero se despidió de su madre, recomendándole que si llegaba a pasarle algo, siempre acudiera a él; y disculpándose por milésima vez desde que llegaron, se fueron a descansar.