ha pasado un tiempo

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Mirando sorprendido de quién se trataba al entrar en aquel estudio para ir en busca de sus cosas que había olvidado después de terminar su sesión e ir a comer, se quedó quieto, sintiendo el peso de su mirar en él.

Estaban solos y ninguno decía nada, estaba un poco lejos de él, pero podía verlo claramente. No había cambiado mucho... quizá eso le agradaba, ya que a pesar de tener esa edad, seguía viéndose como aquel joven de veinticuatro años que conoció hace mucho tiempo y lucia perfecto. Tal como lo recordaba en aquellos años.

JungKook se veía increíble a sus ojos.

Conservado, diría él.

Por otra parte, JungKook seguía en shock a pesar de seguir con la mirada el caminar del contrario en busca de algo que desconocía. No sabía si hablarle, si quedarse en silencio o siquiera dirigirle un saludo.

¿Cómo se saludaba al amor de tu vida de hace cinco largos años? Donde, a pesar de haber mejorado en muchos aspectos, el sentimiento seguía intacto. Como si sólo se hubieran dejado de ver por cinco minutos.

Era difícil, tan difícil en ese momento como ver cómo el chico al que no había visto en demasiado tiempo iba en dirección a él, desviando la mirada a cualquier lado a excepción de él.

Ah, tan difícil para ver a dos amantes verse de nuevo. Como si sus sentimientos nunca hubieran cambiado y la emoción de esos corazones latientes por el otro nunca hubieran cesado.

—Hola —pronunció en voz baja el de tez canela, quedando a unos metros de distancia suya.

JungKook juraba querer hablar y contestarle, pero verlo ahí parado, con ese cabello que a simple vista se miraba sedoso, con esas facciones marcadas y esos labios que por muchas noches había extrañado, era... simplemente sorprendente.

—Hola, Taehyung —respondió antes de que su silencio se prolongara más de lo normal y se creara un silencio incómodo para ambos—. Tanto tiempo sin verte.

—Digo lo mismo —susurró delicadamente, pasándose la mano por el cabello con nerviosismo.

No estaba preparado para un encuentro de tal magnitud y no sabía que decir. En su mente ya había formulado desde mucho antes la conversación que tendría con JungKook si en algún punto de su vida personal o profesional se lo topaba; pero estando ahí, frente suyo, no podía formular palabra alguna o al menos algo de lo que planeaba decirle.

—¿Por qué estás aquí? —la mirada de JungKook bajó al piso nervioso como si fuera aquel chico de quince años que alguna vez fue y estuviera presenciando a su crush desde muy cerca—. Digo, en la empresa, nunca te había visto.

—Algunas veces trabajo aquí, cuando nuestra revista necesita renovar, venimos a fotografiar idols o actores, lo que caiga primero —contestó jugando con el anillo de su dedo corazón que se había puesto ese día. Los anillos delgados de plata que se había comprado para reemplazar el que JungKook le había regalado años atrás.

Y que bueno que se había puesto esos. Ese día tenía muchas ganas de colocarse el otro por lo bonito que era —aunque eso es lo que se decía así mismo, queriendo convencerse—.

—Oh, eso es genial —JungKook de pronto sintió calor, queriendo desabotonarse los primeros botones de su camisa blanca. No había previsto algún encuentro de esa magnitud que lo tuviera de esa manera y no sabía cómo actuar frente a él.

Quería también disculparse por muchas cosas, demasiadas diría él. Pero no tenía idea de cómo abordar el tema.

Taehyung lo miraba, inspeccionándolo y suspirando en su mente por lo bien que se veía el JungKook de 30 años.

roommate ─ kooktae au  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora