party party yeah

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La llegada a la tan esperada fiesta había llegado mucho más rápido y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban ahí. La gente no dejaba de mirarlos con sus vasos rojos en mano cuando se aparecieron en la entrada, y no es porque sus disfraces fueran algo tan deslumbrante (aunque aquí entre nos, sabemos que sí), sólo que, el ver al mayor tomando la cintura posesivamente de Taehyung con su pinta de chico malo, les era extraño. Porque nunca lo habían visto ser así con aquel lindo rubio que ya había estado ambientándose en la fiesta y bebiendo como nunca.

Taehyung aprendió hace ya tiempo que su querido roomie era un caso perdido cuando dependía del alcohol para sentirse mejor. Escuchaba los gritos de emoción y más risas de todos cuando alguno de sus conocidos se les ocurría bailar de una forma... tan extraña.

Taehyung había estado presente para ir a ver a sus amigos y disfrutar con ellos también, pero al verlos tan metidos en lo que sea que estuvieran haciendo, prefirió no molestarlos y quedarse con JungKook lo que restaba de la noche, le pareció una muy buena opción. Al fin y al cabo, es con el que había ido a la fiesta, así como planeaba irse con él.

En los ojos de JungKook se reflejaba la espectacular imagen de Taehyung vestido de blanco, lo veía como si no fuera real, como si fuera ese ángel perfecto que sabía que no era posible que existiera. Su apariencia le cautivó desde que fue a buscarlo en su motocicleta. Sí, en aquella motocicleta que no usaba hace tanto y que aprovechó la oportunidad de impresionar al lindo castañito que bebía de su vaso rojo como si fuera agua.

Quiso acariciar su mejilla y repartirle por centésima vez lo lindo y perfecto que era ante sus ojos cuando una mano tomó la de Taehyung y se la llevó con él. Por el disfraz no pudo reconocer a la persona, ahora sólo le tocaba esperar que se lo devolvieran para que pudiera pasar el tiempo con él. No por nada le aceptó la invitación a la fiesta sabiendo que JiMin estaría ahí. Aunque si hubiera sido por él, ahora se encontrarían en su cama viendo películas mientras se daban besos o alguna de esas cosas cursis que le gustaba imaginar en su mente.

Miraba a su alrededor en busca de algo que pudiera entretenerlo cuando se fijó en cómo Hoseok bailaba alegremente y totalmente borracho con SeokJin, quien tenía a unos metros atrás a YoonGi que se encargaba de grabarlos por lo chistoso que llegaban a ser. Tomó de su bebida y analizó los disfraces de los tres. Hoseok era algo como predecible, no pudo evitar ponerse algo tan simple como un disfraz de esqueleto de cuerpo completo y unas tenis negras; de los que se sorprendió un poco fue de SeokJin y YoonGi, porque no sólo fue el mismo YoonGi quien le dijo que ni en sueños se pondría el disfraz de blancanieves, sino que también venía en conjunto con SeokJin y éste era un príncipe, algo digno y gracioso de ver.

Se percató de cómo Hoseok, que se había quejado semanas atrás del porqué no conoció a sus otros amigos, estaba felizmente borracho tomados de los brazos de uno. Hoseok era esa bomba de felicidad que le agradaba a cualquiera.

Se recargó en una pared a la espera de su príncipe cuando sintió como una mano se paseaba por su hombro hasta su pecho, y no fue antes cuando pensó que sería Taehyung, hasta que la cabellera castaña y larga se dio a relucir que tomó en cuenta el descaro de la desconocida por haberlo tocado de esa manera.

—Hola, guapo. Me llamo Irene —Escuchó JungKook salir de sus labios. Al volver a sentir su mano otra vez contra su pecho, quitó con brusquedad la mano de la fémina que comenzaba a molestarle la existencia—. ¿Quieres bailar? Te he visto desde allá —Señaló la pequeña barra que habían instalado en el hogar—, y la verdad te ves tan aburrido con ese chiquillo. Si vienes conmigo podrías divertirte y... no sé, tal vez pasar conmigo un rato de diversión en donde nadie pueda vernos.

roommate ─ kooktae au  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora