7 rings

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Cuando JungKook le dijo a YoonGi que se fueran a algún lugar a comprar lo que el azabache quería conseguir con desespero, no creyó que casi un mes después lo estaría contactando. Hasta ya se había olvidado de ello.

Caminaban por el centro comercial, uno del centro y más grandes que podía haber en Seúl. La gente entraba y salía de a montones, le era sorprendente que todos los días estuviera lleno, no procesaba como la gente tenía tanto tiempo en sus vidas para derrocharlo en ir a comprar y salir con mil bolsas de las otras miles de tiendas que había.

Él junto a JungKook caminaban de entrada a una joyería de muy alta clase, los precios que veía en los escaparates y los expositores de joyas eran demasiado altos. Podría vender tan sólo un riñón para un reloj o anillo como esos, ¿se puede vivir únicamente con un riñón?

YoonGi veía con emoción cada expositor, la decoración del lugar y podía jurar que no era más que un niño en aquel lugar, que miraba todo a su alrededor como si fuera mágico. Y es que tenía dinero, pero no tanto.

Veía a JungKook caminar con el semblante relajado, pero se dio cuenta desde hace bastante que estaba demasiado tenso, desde que lo fue a buscar a su hogar, en el auto y en aquel lugar. No sabía que le ocurría o qué era lo que lo tenía así, pero esperaba le dijera y así ayudarlo. Odiaba ver a sus amigos mal, como cuando lo que le ocurrió a Taehyung, detestó verlo postrado en esa camilla de la enfermería, y después sabiendo lo que ese chico le había hecho, se ponía peor.

Por ello, el que JungKook tuviera esa expresión entre preocupado-relajado no le daba buena espina. Conocía a JungKook desde que se mudó a Seúl, de cierta manera era como criar a otra persona por lo infantil que a veces llegaba a ser con las personas de confianza, y sabía a ciencia cierta que podía pegársele algo en la cabeza y no salir hasta terminar de atormentarlo.

No dijo nada una vez que un hombre llegó sonriente a atenderlos. El azabache explicaba que es lo que buscaba con exactitud y al verlo asentir comprendiendo lo que su amigo le mencionó, se retiró en busca del producto. YoonGi quería pasearse a mirar todo, pero sabía que sí lo hacía, tendría ganas de comprarse algo y a duras penas tenía un cuarto del precio de algo.

«En conclusión, soy pobre», se burló de sí mismo, mirando las vitrinas llenas de joyería. Después de giró a ver al más alto con la cabeza apoyada en su mano, y al verlo otra ves perdido en el aire, se apresuró a cuestionarle.

—¿En qué piensas? —la pregunta resonó en los oídos de JungKook, cada palabra de ella con lentitud.

Si le decía a YoonGi lo que realmente pasaba por su cabeza, tal vez lo odiaría, lo vería mal o hasta lo juzgaría; pero no lo creía de su hyung, así que era poco probable que todo eso sucediera.

—En... nada, hyung —dijo, pausadamente. ¿Cómo le decía que pensaba en todo y en nada, relacionando todos sus pensamientos entorno a Taehyung, su novio?

—Yo no te veo muy bien que digamos.

JungKook apretó los labios y levantó sus cejas, sabía que era algo obvio en cuanto a sus expresiones cuando pensaba en algo durante horas, pero no creyó que se daría cuenta, a veces YoonGi solía ser despistado; al menos eso creía él.

—Estoy bien, tranquilo —lo miró y le sonrió ligeramente para tranquilizarlo. No quería que fuera insistente, pero a la vez sí. Era raro. Quería hablarle sobre cómo se sentía, pero a la vez no.

Yoongi iba a replicar sino fuera porque el hombre, que al parecer tenía de nombre Baekhyun, o al menos eso es lo que alcanzó a ver; trayendo lo que eran varias opciones de modelos en sus manos. El mayor al verlos quedó fascinado y miró a JungKook sonriente, olvidando un segundo la pregunta que estaba queriendo hacerle.

roommate ─ kooktae au  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora