Traduttore Traditore (o de la semana que no debió ser) PARTE IV

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Quiero ofrecerles una enorme disculpa, ha sido un retraso en exceso innecesario; el capítulo tiene meses listo y no había podido publicarlo porque... porque me encontraba muy confusa. Entre algunos comentarios atinados de mi beta y unas cuestiones que yo empecé a temer de la dinámica de los últimos capítulos, la verdad es que... estaba muy insegura de seguir con este esquema...

Pero esto es Demasiado, así lo concebí, más como un experimento muy mío, de ahí que ha resultado en un hijo bastante autónomo y rebeldón... les pido que lo acojan con paciencia y con amor... es mi hijo y quiero que les guste, pero también que crezca con efectividad y con soltura... déjenlo ser, les aseguro que lo verán hacerse fuerte y mejor.

Gracias si es que deciden seguir conmigo, nuevamente una disculpa. Demasiado no volverá a tardar tanto en volver. Lo prometo.

(como mera aclaración, una disculpa, ahora que soy docente paso mucho menos tiempo escribiendo, pero por mi propia salud mental y emocional, necesito volver a hacerlo... así que, esto es mi terapia, espero que les agrade leer mis desgracias... los invito a otros de mis fics, que irán apareciendo acá, ¡vuelvo con todo!)

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Too much of something is bad enough

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Martes 10 de noviembre

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—Esa mujer me miró como si... —Lo ahogó en sus labios, miraba fijamente el plato con el sándwich sin tocar encima, lo que a Harry tenía bastante descompuesto; cuando Ronald Weasley dejaba un plato de comida sin tocar, era asunto para preocuparse.

—Figuraciones tuyas, Ron. —Dijo haciendo con la cabeza una seña hacia el plato, el pelirrojo le sostuvo la mirada un momento como si no comprendiera, entre molesto y confundido.

—Ella insinuó que la única razón por la que me aceptan en el Ministerio es por ustedes... dijo que ella no les debía ningún favor. —Harry masticó tan lento lo que tenía en la boca pensando en aquello, que podía sentir las fibras del pan contra la lengua, quiso decir algo más, quiso decir algo al respecto, pero entonces la cara de Ron se iluminó.

—Es Hermione. —Fue como si se relajara, pero buscaba que él mirara a la castaña que entraba a las oficinas en dirección a donde ellos comían, seguramente su asistente le habría dicho que estaba comiendo algo en aquella sala de reuniones, porque caminaba segura entre los escritorios de los aurores, saludando, sonriendo, relajada; hasta que alzó la mirada y vio a Ron, Harry recordó, ellos habían terminado, ¿por qué Ron estaba de pronto contento de verla?

—Hola. —Dijo la castaña apoyándose en el borde de la puerta y viéndolos, Ron iba a decir algo y a empezar a mover la silla a su lado, pero ella lo atajó con velocidad. —Harry, necesito hablar contigo.

—Claro, pasa. —Murmuró con el mismo bocado paseándose por su boca, no había sido capaz de tragarlo, Ron acabó por sacar la silla con más seguridad y Hermione, el ceño fruncido, se acercó a la mesa pero se quedó ahí, plantada frente a los dos, puso un hechizo de silencio sobre los tres para que nadie más oyera y sin mirar a Ron continuó.

—Tengo noticias de un cargamento extraño cerca de Preston, según registros, eran crías de dragón, pero las cantidades de llegada no coinciden con las de salida, podríamos haber encontrado el puerto por el que ingresaron las que trajeron al Ministerio. —Ron la miraba ávido, como si esperara que dijera el sentido de la vida en medio de las frases sobre registros y papeles, Harry procuraba mirar su comida y acabar de mascar lo que tenía metido en la boca, pero verlos no lo estaba poniendo sencillo. —Necesito tu autorización para que mi oficina revise los reportes en los que trabajas y comparar información.

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