El patito de hule

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Bueno, la única ventaja de que hoy esté actualizando es que retomé lo que había dicho sobre subir capítulo los lunes; me gustaría decir que trataré de actualizar más seguido, pero estaría mintiéndoles, mi agenda está muy saturada... mil disculpas por ello.

Espero que el capítulo les guste, espero no fallar en sus expectativas, puedo de pasada comentarles que no quedan demasiados capítulos por delante y que Demasiado está algo así como en su mitad crítica. Prometo que esta vez no tardaré tanto, lo prometo.

Este va dedicado a ti, que no lees, no esperas, no ansías... pero para quien he escrito lo último que ha salido a la luz por acá y quizá todo en mi vida, sin saberlo incluso.

La canción, esta me inspiró.

Gracias enormes a todas las que comentan, no saben cómo me alientan, gracias. A las que dejan crítica aún más gracias, espero estar mejorando un poco al menos.

Sin más, Demasiado...

o/o/o/o

El patito de hule

I guess we're running out of time too fast.

Dos camisas, dos pares de zapatos, tres chalecos, uno, dos, tres, cuatro jeans, dos camisetas, tres pantaloncillos, ocho pares de calcetines y unas sandalias... su gorra de los CC, una chaqueta que pudiera combinarse con todo lo anterior y cuatro distintos perfumes y desodorantes, porque tener problemas o no saber qué sentido darle a su vida, no significaba no oler bien; sobre todo hecho bola y bien hundido al fondo de la maleta, ha puesto tres revistas de quidditch, unos cuatro o cinco rollos de pergamino y como no queriendo la cosa, un montón de barras nutritivas de las que Hermione le enseñó a llevar siempre en el bolsillo, por si acaso. Contemplando la maleta con los brazos caídos a los costados, Ronald Weasley volvió a darle vueltas al asunto, estaba esperando solamente la carta de Charlie en que le contestara su petición de asilo, para decírselo a Molly.

Le faltaba decírselo a Hermione.

Pero no iba a ser un problema, seguramente al principio iba a dar aspavientos y a tener una que otra reticencia, más que nada porque no iba a querer abandonar así la oficina, pero era Hermione, si él no tenía poder para tomarse uno o dos días cuando quisiera, ella podía hacerlo y la muestra eran los recientes acontecimientos derivados de la curiosidad de Luna; además, si Hermione estaba despuntando como todos murmuraban, nadie iba a negarle un par de semanas de esparcimiento si además las hacía pasar como una gira por las tierras de los criadores de dragones. Bajó las escaleras casi de dos en dos rumbo a la cocina, se sirvió un gran vaso de limonada y se llevó a la boca una de las tostadas que tenía su madre sobre la mesa, mientras la mordía se fijó en el jardín y vio a Molly y a Ginny, sentadas bebiendo limonada mirando al jardín, mientras su padre lo desgnomizaba.

No quería que notaran su salida o fueran a preguntar algo, así que salió por la puerta principal lo más silenciosamente que pudo y se apareció en el camino que llevaba al pueblo; en Londres vagó por algunas calles y como un gesto romántico y ganador, pasó a la pastelería preferida de su novia a comprarle un panqué, la mole hecha a base de mantequilla y frutos rojos más pesada, granulosa y rosada que encontró en el mostrador; a decir verdad, no recordaba si a Hermione le gustaban los frutos rojos, pero un hombre de unos sesenta que iba delante de él en la fila había comprado uno similar para su mujer un instante antes, y se veía tan felizmente casado que pensó que todo era obra de la magia de aquel panqué.

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