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Pues parece que se me hace costumbre que los lunes no sean lunes, pero hoy al menos me apliqué para que saliera en martes y lo más temprano posible; dejo acá  una de las dos inspiraciones para el capítulo, si dejo la otra, estaría diciendo de antes lo que va a pasar en él... así que sólo comentaré que qué buenísima está Megan Fox... gracias, Megan Fox XD

Gracias a quienes leen, va sin beteo porque no hay tiempo, acepto observaciones y correcciones.

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...hold me too tight...

—Nicholas. —Esperó un momento mirando por la rendija libre que dejaba la persiana, a que la luna le contestara si él no lo hacía, puso el doble de atención a los sonidos de la habitación: un viento suave que se filtraba por la ventana apenas abierta, el generador de electricidad por algún sitio del sótano vibrando y la pelotita que su hija había hecho impactarse contra un cajón desde su lejana infancia, y sobre todo como verdadero ambientador de esa noche, una respiración calmada, un ronquido venido de la garganta, de adentro, profundo. —Nicholas. —La respiración pareció dudar, como si fuera algo vivo que se asoma por la nariz, mira afuera y lo piensa antes de salir de una vez para dar un breve paseo y luego volver. —Nicholas, ¿estás despierto? —Tropiezo, la respiración salió pero se encontró un muro y se tropezó cuando regresaba a su casa, chocó con la puerta, derribó el perchero donde están todas las chaquetas de media tarde, azotó contra la silla del recibidor haciéndola que se vuelque e hizo el escándalo del siglo. —¿Nicholas?

—Ya... ya te oí... ya desperté. —Su marido se vuelve pesadamente en la cama, los ojos como rendijas que quieren evitar la débil luz de la luna, ella se vuelve en la cama y le mira, él tiene la nariz arrugada de incomodidad, parece que la mitad de él aún está dormido. —¿Qué hasa? —Bosteza largo, profundo dejando que su mujer mire las señales blancas de sus pulcros dientes.

—¿Recuerdas hace cuánto no viene Ron a cenar? —Aquello hizo que el hombre bostezara de nuevo y más fuerte, que se llevara las manos a la cara y se frotara los ojos dando unos resoplidos ruidosos y huecos.

—Jean... no puedo recordar hace cuántas semanas vino Hermione a cenar... menos recordar las que tiene Ron sin venir. —Estaba tan cansado que aquello lo hizo pensar que su mujer se estaba volviendo loca, mentía al decir que no recordaba cuánto había ido Hermione a cenar, pero en aquel momento no se le antojaba para nada hurgar en sus recuerdos buscando fechas precisas, por muy buen memorista que fuera.

—Las últimas ocho visitas de Hermione han sido sola... no lo ha traído, siempre excusa que está trabajando o que está en misión o cosas así... pero no creo que sea eso. —Sonaba genuinamente preocupada y él se volvió a verla con los ojos muy abiertos, ¿en serio su mujer pretendía que analizaran el noviazgo de su hija mayor de edad y bruja defensora del bien, a las dos de la mañana?

—Jean, si esos dos tienen problemas, lo sabremos pronto. —Le sonrió, era el gesto de alguien que no se preocupa por nada, o que intenta que su mujer no se preocupe tanto por cosas que no están bajo su control. —No te preocupes antes de tiempo... ¿ok?... además, hablamos de dos muchachos que pelearon por su vidas más veces de las que tú y yo hemos tenido muelas del juicio. —Se le estaba espantando el sueño y sabía que a su edad, recuperarlo equivaldría a levantarse, asear la cochera y orar porque fuera extenuante.

—Nicholas... Hermione es tan sensible. —Murmuró apesadumbrada, su marido asintió en la oscuridad porque tenía razón, claro que su nena era sensible y delicada, pero también perfectamente capaz de volar una casa con un chasquido de dedos o de hacer que él y su mujer se olvidaran hasta de sus nombres; la envolvió en sus brazos y le besó la frente con una sonrisa cansada, caída.

DemasiadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora