...but sometimes illusion ain't no revolution
That ain't no release for me
—Sí, claro que sí... comemos el martes, claro... hasta luego. —Colocó la servilleta en su regazo y lo miró cómo caminaba hacia su mesa, siempre, siempre, había pensado en aquel hombre con un orgullo poco natural, no sólo lo respetaba y amaba, sino que le veneraba de forma seria, absoluta, su madre solía decir que estaba secretamente enamorada de él, pero eso era tan falso como la honestidad de Rita Skeeter; Harry Potter le sonrió y se le acercó para besarle la mejilla, no pudo evitar alzar la mano y sujetarle la solapa del saco para alargar el gesto, lo adoraba demasiado y saberlo ahí frente a ella, le daba paz.
—¿Cómo estás? —Preguntó mientras el ojiverde llamaba al mesero, él asintió con una gran sonrisa e hizo un ademán que significaba "¿y tú?". —Bien, ahogada en trabajo.
—Ese trabajo te va a matar. —Harry sonrió y ella hizo lo propio, pero en el fondo hablaba en serio y no había broma sobre el mantel; si uno pudiera contar las personas que veían con recelo a Harry, se habría necesitado que todo el Ministerio levantara el índice y faltarían, y de todos esos dedos, la mitad bien equivaldría a los que detestaban a Hermione, quizá no la odiaban, quizá no era grave, pero era difícil, era crecer entre matorrales espinosos; ambos sabían muy bien la dificultad que tuvo quitarse el estigma de ser niños con suerte que ganaron una batalla, algunos no dejaban de asegurar que su popularidad y éxito se debía a la ayuda que habían recibido de figuras de poder y no a sus talentos naturales. Ambos, hijos de muggles sin abolengo y apellido, se habían dado cuenta muy pronto que el título de Trío Dorado, lejos de una ayuda, había resultado un lastre.
—Harry... —El mesero les interrumpió llevándoles la carta y ofreciéndoles té o café, ordenaron el almuerzo rápido, ansiosos por verse solos y poder hablar; cuando el sujeto de camisa blanca y mandil negro se alejó, pudo Hermione volver al fin a lo que quería. —... me preocupó el tono de tu mensaje, ¿qué ocurre?
El moreno suspiró y se llevó la taza de café a los labios, dio un sorbo y luego carraspeó, Hermione sintió que aquello era malo y le costaba trabajo decirlo, sin saber por qué se puso a la defensiva de inmediato, no era un problema lo que venía a tratar, tampoco un favor, era algo que a ella no le iba a gustar y por eso no se decidía a decirlo, lo presentía en el tono de su piel abochornada y preocupada; miró un poco alrededor por si había exabruptos en la charla, no ubicó a nadie conocido y empezó a preguntarse por qué Harry no había traído consigo a Ginny... o a Ron.
—Ayer me pasé por la oficina de evaluación, tenía unas dudas sobre un documento que me pidieron hace unas semanas, así que acudí para resolverlas... —Hermione se relajó en el asiento, ese día usaba jeans entallados y una blusa blanca bajo una chaqueta oscura, el cabello, recogido con esfuerzo en una cola de caballo gruesa le caía como cascada por la espalda; Harry, de traje de calle claro, lucía camisa desabotonada al cuello de color verde agua y nuevas gafas cuadradas que desencajaban mucho su apariencia normal, aquella excusa Hermione la pasó de largo, veía en sus ojos que no era eso a lo que había ido, existía algo más, un temorcillo que se escondía más bien de lo que le gustaría tras sus pupilas esmeralda. —... entre otras cosas, me enteré de algo que me tiene muy preocupado y no he tenido más remedio que acudir a ti.
—Suena engorroso y empiezas a asustarme. —El mesero se presentó ante ellos con una charola con dos platos de fruta de temporada, Harry pidió más café y no le puso ni un gramo de azúcar, Hermione se intrigó más si eso era posible y por su lado bebió de su té, preparándose para el trago amargo que ya sabía tenía venir en algún momento.
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Demasiado
Fanfic¿Y si miraras con otros ojos a esa persona que siempre has detestado?, ¿Y si te dieras cuenta que los prejuicios que han arruinado tu vida, han de alguna forma también arruinado la de aquellos a los que nunca atacaron?... Pansy, mira mejor a tu alr...