Capítulo 13

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Vivianne

Después de lo que parece una eternidad estoy de nuevo en China una vez que el avión aterrizó, me subo a mi auto que me espera afuera conduzco a toda velocidad por las calles de Hong Kong mientras analizo que hacer a continuación con respecto a la basura que se hace llamar padre, unos veinte minutos después estoy en mi casa, bajo rápidamente cuando entro al vestíbulo Angelé me intercepta mientras nos dirigimos hacia mi estudio.

-Infórmame-

-Nuestro contactos nos avisaron de la llegada de un avión privado en las primeras horas de la madrugada, las cámaras de seguridad mostraron a tu padre con varios hombres- me entrega unos papeles, son imágenes de las cámaras- eso no es todo...-

Sigo ojeando las fotos hasta que me detengo una en específico.

-Enzo viene con el- suelto con amargura, para después soltar una risa fría- era de esperarse siempre ha sido su perrito faldero-

Tomo asiento una vez que estamos en mi estudio, miro detalladamente las fotos y el reporte suelto un suspiro me recuesto en mi silla Angelé simplemente me mira.

-¿Qué crees que significa?-

-No lose, pero lo más probables es que tenga que ver conmigo- me callo unos segundos- estando aquí Francesco no tiene ninguna posibilidad, a menos que consiga aliados-

-¿Pero qué clase de aliados?- cuestiona- aquí todos saben que pasa si se atreven a traicionarnos-

-No, todos- me levanto, para mirar el ventanal- estoy segura que en cuanto Wang se entere que está aquí ambos buscaran una manera para jodernos-

-Sería lo más lógico-

-Avisa a todos y ponlos al tanto de la situación, recuérdales que ellos tienen más que perder-

-¿No pondrá sobre aviso a Wang?-

-Ese es el punto- la miro- lo pondrá sobre aviso provocando su curiosidad por conocer a Francesco y el parentesco que tenga conmigo, tengo un plan en mente pero me va a llevar a tiempo perfeccionarlo, por lo mientras haz eso- ella asiente- por último consígueme la dirección donde se está quedando Francesco-

Angelé sonríe, para después sacar del bolsillo de su pantalón una tarjeta.

-Me imaginé que la necesitarías, así que me encargue antes-

-Eres la mejor- tomo la tarjeta entre mis dedos- creo que es hora de un reencuentro entre padre e hija- sonrío fríamente.

Camino por el pasillo de cadáveres que acabo de formar, para dirigirme hacia el despacho de mi queridísimo padre- nótese el sarcasmo- fue fácil entrar al lugar tienen demasiados puntos ciegos llego a la puerta color negra, alcanzo a oír voces y se perfectamente quienes son sin más preámbulos tomo mi arma y disparo en el picaporte de una patada termino de abrirla para encontrarme a dos pares de ojos sorprendidos.

-Sorpresa- canturreo mientras veo sus caras- ¿me extrañaron?-

Ambos hombres se recomponen, el par de ojos grises me sonríe como si se tratara de una fiesta y he llegado a la mejor parte pero sé perfectamente cuál es su propósito.

-Hija mía, han pasado tantos años, mírate nada más toda hecha una mujer-

-No gracias a ti Francesco- mi sarcasmo es evidente- me llegó el rumor de que estabas en mis territorios, ¿pensaste que no me iba enterar?, y me dije: ¿por qué no hacerle una visita a los hombres que me desgraciaron la vida?-

Sonrío al ver como su cara se transforma en menos de dos segundos, mi padre siempre ha sido de mecha corta antes no hacía nada por miedo a que me golpeara pero ahora no tengo miedo alguno de esta basura haré lo que sea necesario para proteger por lo tanto que he luchado aún si muero en el proceso primero muerta antes de que él tome el poder de nuevo sobre mí, veo por el rabillo del ojo como un hombre se acerca lentamente justo cuando está detrás de mi golpeo su rodilla con el tacón de mi bota deleitándome con el sonido de los huesos rotos su quejido de dolor me lo confirma, antes de que tenga oportunidad de algo lo tomo del cabello para arrastrarlo para dejarlo enfrente mío saco de uno mis bolsillos un cuchillo mirando directamente a los dos hombres que están detrás del escritorio degüello al hombre enfrente de sus ojos, suelto el cadáver dejando que su sangre manche la alfombra ellos simplemente me miran sin dar crédito a lo que he hecho.

Amarte de NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora