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La luz de neón que está en el techo está haciendo que abrir mis ojos sea difícil. Siento mi cuerpo pesado y un poco adolorido, estoy tratando de mirar alrededor pero todo esta espantosamente solo.

Miro a mis manos y veo como tengo una aguja conectada por lo que puedo considerar es suero, también un aparato en mi dedo izquierdo. Miro hacia arriba a mi lado y veo unas máquinas y algunos cables en mi pecho.

Sé que estoy en el hospital pero aun así todo me parece un mal sueño, un mal juego ¿En dónde está mi madre? Necesito que ella este aquí abrazándome y dándome fuerzas.

La puerta esta abriéndose y veo esos ojos verdes muy intrigados.

-Hola- su voz es suave y termina de entrar -¿Cómo te sientes?- murmura pero me quedo en silencio tratando de recordar muy bien lo que está pasando a mi alrededor.

-Hola- digo con la suave voz que me caracteriza y por el silencio que siempre he tenido.

-¿Cómo te sientes?- me pregunta pero no respondo, ella se acerca y se sienta en la silla que está al lado de mi cama, trato de seguirla con la mirada. –Camila- dice bajito. Parece adulta quizás unos 30 años ¿Puede ser?

-¿Y mi madre? ¿Dónde está ella?- digo mirando de nuevo a la puerta –Se supone que debo ir a trabajar, me deben estar esperando en la librería ¿Qué hora es?- ella frunce su ceño y entrecierra sus ojos.

-Tú ya no trabajas allí- niego y miro a mi otro costado.

-¿Cómo qué no? Así es como ayudo a mi madre ¿En dónde está ella?- pregunto de nuevo y quiero levantarme.

-No puedes, Camila acuéstate- ella se levanta y sutilmente me vuelve acostar -¿Qué te pasa?- se sienta un poco en la cama. Su mano recorre mi mejilla en un toque suave, reconozco ese toque y me dejo ir hacia su costado –Mi amor ¿Te sientes bien?- ella me vuelve a preguntar y no le respondo.

-No entiendo nada- murmuro, ella se vuelve a sentar y acerca su silla.

-¿Qué no entiendes?- me pregunta y toma mi mano y me deja un beso suave en ella. Suelto mi mano y la acerco a su mejilla, tocarla me parece algo que he hecho mucho tiempo antes, es suave y sus labios son rojos. No puedo detenerme mi dedo de pasarlo por su labio inferior, ella no me detiene y me sorprende.

-¿Qué hago aquí?- mi mano vuelve a tomar la suya pero ella esta mirándome con mucha intriga.

-Nadie dijo que podías tener amnesia- niega y veo una contradicción en su rostro –No me puede estar pasando esto- murmura y trata de levantarse pero la detengo.

-¿Qué pasa?- le pregunto pero ella vuelve a negar y la vuelvo a tomar –Eres lo único que reconozco ¿Qué hago aquí?- ella se detiene y acerca su labios a mi frente.

-Estuviste mal, pensé que te había perdido junto al bebé- sus ojos están algo desorbitados cuando pasa por mi cuerpo y se detienen en mi vientre, su mano se posa allí.

-¿Bebé?- le pregunto y mi mano va allí -¿Qué va a decir mi madre?- me altero -¿Quién es el padre?- mi corazón se acelera.

-Yo soy la madre, Camila- sus palabras caen como piedra y alzo mi ceja.

-¿Tu? ¿Tú estás conmigo?- le pregunto y ella asiente.

-Creo que debo traer a un médico para que te revise, no pensé que esto pasaría- la veo querer soltarse pero no la dejo, ello hace que ella apreté más mi mano y se gire a mirarme.

-Lauren Camate po favo- sonrió hacia ella y ahora me mira frunciendo el ceño –Se te ve sexy cuando haces esa cara- hago una mueca y su rostro se pone serio.

-¿Qué te pasa? Me asustaste pendeja- se deja caer en la silla. Me comienzo a reír pero no mucho.

-¡Ahh!- mi mano va a mi cabeza y cierro mis ojos con fuerza –Me duele- ambas manos ahora están en mis sienes.

-Llamare al doctor- asiento y ella sale rápidamente. En solo segundos veo a un médico, una enfermera y de nuevo a Lauren.

-Señorita Cabello- dice el doctor y veo a Lauren toser.

-De Jáuregui- digo entre dientes con mis ojos entre cerrados ¡Estaré muriéndome pero mi mujer es mía!

-De Jáuregui- veo al sonrisa de Lauren aguantarse en sus labios, pone pose seria aunque sus ojos están riéndose conmigo –Bien, señora Jáuregui ¿Cómo se encuentra?-

-Aun no lo soy pero lo seré- repito y el hombre me mira como si esta fuera loca –Me duele la cabeza.

Lauren está cerca de mis pies y comienza hacer círculos en mi pie derecho mientras el médico y la enfermera están viendo los monitores –El bebé está estable, usted también. Pero puede ser por la presión que había ejercido en el momento que se desmayó, puede que su cerebro luchara por usted aunque es difícil- asiento sin entender un carajos, miro a Lauren y hago una mueca y ella asiente.

-Háblele a mi mujer, yo no entiendo chino ni taka taka. Disculpe doctor el dolor no me deja procesar la información- Lauren se lleva la mano a la cabeza y está tratando de no reírse. Él se gira y Lauren se endereza y lo mira.

-Yo puedo explicarse luego a ella- el asiente y la enfermera está tratando de no reírse por la actitud de mi mujer ¡Malditas mujeres ¡ ¡Estúpida Lauren calienta bragas! -¡Ahh!- suelto por el dolor punzante.

-Vamos a inyectarte un medicamento, esto te va aliviar el dolor rápidamente- asiento tratando de conseguir un poco de paz cerebral.

-¿No afectara al bebé?- le pregunto y el niega. Vuelvo asentir y dejo que lo pasen, necesito sentir alivio no soporto a nada.

Escucho como una maquina deja de sonar horriblemente y luego al doctor mirando un portapapeles –Puede que la presión la alterara, debe tener cuidado y no agitarse mucho, el dolor de cabeza puede aparecer de nuevo pero con las aspirinas que te mandaremos puede que te ayude sin afectar al niño, pero lo más recomendable es no agitarse para que no te vuelva el dolor-

-¿Cómo uno no se agita en el sexo?- Lauren se palmea la cabeza y el hombre mira hacia Lauren que esta niega.

-Poco sexo- el alza sus cejas y luego frunce su ceño –No sé qué decir en este caso, solo que se lo tomen con calma- veo a mi mujer asentir y luego el hombre desaparece seguido de la enfermera.

-¿En serio?- se gira Lauren cuando ya ha cerrado la puerta -¿Sexo? No tenías algo más que preguntar que eso- me encojo de hombros y estiro mi mano, ella deja salir un suspiro y se acerca y besa mis labios.

-Te extrañe- le digo bajito y ella sonríe.

-Estabas inconsciente ¿Cómo me extrañaste?- me pregunta y deja otro beso.

-No apareciste en mis sueños, eso me pone de malas- digo con un puchero y ella sonríe.

-Mañana podemos irnos a casa, Mi cielo- asiento y me dejo caer en un sueño bajo las caricias de mi amada futura esposa.

Señora 2da ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora