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-Los vecinos no tienen luz - Brian volvió escoltado de los dos hombres. Roger y Dante.

En la sala lo miraron los cinco chicos más la señora mayor que tuvo que interrumpir su relato al escuchar la puerta abrirse. Los chicos lo miraron con expresión aburrida, aunque esa era la expresión que tenían desde hace ya vario rato, a diferencia de Alicia que tenia una sonrisa en su rostro aunque no entendía la mayoría de lo que contaba su abuela.

La mujer vio a su hijo, Roger, con sus yernos parados en la entrada justo cuando sus dos hijas, Luci y Martha salieron de la cocina, y Karol traía en su mano un recipiente donde batia los condimentos para hacer galletas.

-Se cortó en todo el vecindario- Explico Roger- y creo que en varia zonas a la redonda.

-¿Y no hay nada que hacer? -preguntó Luci al ver el rostro triste de los niños al recibir la noticia del adulto.

-Ya intentaron llamar a la empresa pero no contestan.

-Es sábado- dice Dante.

-Los sábados siempre están- habla Karol, su esposa. Aunque bueno. Técnicamente no estaban casados.

-¿Por que no van hasta allí? -sugiere Luci. Los tres hombres hicieron un gesto de queja. Lo último que querían era pasar su sábado, día de descansó, un día de vacaciones para Dante que se encontraba en vacaciones de su trabajo, en un edificio que proveía luz que siempre estaba infestado de personas y que solo atender a alguien podía tardar horas.

-Si papá por favor- suplica Alicia. Hizo un mini puchero para tratar de convencerlo. Dante suspiro cansado.

-¿Hoy...? -susurró decepcionado mirando a sus amigos.

-Ay por favor que otra cosa planean hacer-se quejó Martha cansada de la actitud de los hombres. Se comportaban peor que los niños- No hay luz, prontó oscurecerá y ni si quiera pueden armar una carpa. No es como si hubiesen planeado descubrir un nuevo elemento de la tabla periódica y ¡ay! -se quejo tomando su panza. Su marido corrió hacia ella y la tomó en brazo -estoy bien estoy. Este chico solo patea mucho....y muy fuerte.

-Ven siéntete aquí -Karol le acomodó en uno de los sillones vacíos poniéndole varias almohadones detrás para que esté más cómoda. Ella con ayuda a su esposo se sentó aun con un rostro de incomodidad y molestia en el. Verdaderamente le dolía.

Luci se aproximó hasta ella también preocupada. Su madre la agarró la mano ya que se encontraba cerca.

-Estoy bien estoy bien- repetía respirando pausadamente -este niño solo le gusta patear.

-Mamá tengo hambre.

-¿Dónde esta la comida?.

-¿Y la luz?.

Los gemelos ni si quieran había prestado atención a lo que estaba pasando. Se mantenían alejados aburridos jugando con los adornos de la meza.

-¿Entonces va a tardar la luz o no? -Neville también obvio el estado de su madre y miro a los adultos parados. También necesitaba la electricidad de vuelta, no pasaría un fin de semana sin luz. Ni loco.

-Su madre está

Martha le agarró fuerte del brazo de la camisa de su marido interrumpiéndole de tal forma que lo bajo hasta su estatura y le dijo entre dientes.

-Vayan a la puta empresa y solucionen esto -le amenazo - No voy a poder tolerarlos mucho tiempo hasta que exploten y justo hoy a tu hijo también se le ocurre practicar una coreografía dentro de mi estómago que hace que todo mi cuerpo me duela así que soluciona esto porque es tu culpa.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora