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Si. No renuncié. No me escape. No me fui el primer dia. Ni la primera semana.

Ni bien le dije que me quedaría a Rebekah vi el alivio en su cara, como si le sacaran un peso en el cuerpo. Me dio una llave para entrar a la casa.
El día de la entreviste le había dicho a Rebeka que me quedaría si encontraba algo de salvación en Noah. En ese momento no encontraba nada, Noah me daba pena, pero no parecía querer remediar su situación.

El día siguiente cuando volví se sorprendió al verme pero no dijo nada, solo lanzo una risa burlona y me ignoró. Y fue lo mismo que el dia anterior; él encerrado en su habitación o paseando por el jardín. Lo vi hablar con el jardinero un par de veces, cosa que me aliviaba escuchar que interactuaba con alguien mas.

Por una semana aunque me resultaba aburrido, fue simple. Noah me ignoraba o me tiraba algún que otro comentario hiriente, pero por lo general estábamos desapartados durante el día. Lo vigilaba con la mirada y trataba de darle su espacio.

Hasta que el día miercoles llegó. Tenia cita con su psicologa.

-Suerte- me habia dicho Luna el día anterior almorzando.

-¿Porque? -pregunte extrañada.

-Odia a su psicologa.

-Y a su medico -Dice Mia.

-Bueno...a Max más que a su psicologa- apoya Luna.

-Si, Max gana.

-¡Chicas por favor! -las regaña Betti - no la asusten. Noah se pone algo dificil pero siempre termina accediendo. No te preocupes cariño.

El miércoles su madre se había ido cuando todavía no llegaba, me llamo para avisándome que se tuvo que ir corriendo por una reunión cuando estaba a 3 manzanas de entrar al barrio. La psicóloga de Noah llegaba en una hora y media así que tome su bandeja como siempre y la lleve a su habitación, pero en vez de irme como siempre, me quede.

Noah se encontraba dormido. Acostumbraba a dormir mucho. Le sacudí el hombro para despertarlo, y gimió como respuesta.

-Vete -gruño.

-Buen día. Tu psicóloga vendrá en una hora.

-Vete.

-No hagas esto difícil por favor-le suplique.

-¿Ya te cansaste? No aguantas una semana -se giro y me dio la espalda- vete o te arrojare algo.

Puse los ojos en blanco. Pero no le daría la batalla tan facil. Me fui hasta las ventanas y de un tiro la abrí haciendo que la luz solar entrará y le molestara en los ojos. Noah odiaba la luz en su habitación.

-¡Cierra esa mierda! -gruño enojado tapándose su cara con la almohada.

-Te espero abajo en 5 minutos .

Estaba de mas decir que Noah no bajo a los 5 minutos, ni a los 10, 20. Paso 30 minutos y él no bajaba. Le había permitido muchas cosas desde mi llegada para no agobiarlo y que nuestra relaciona se vuelva mas facil, tampoco quería pelear con él y que se enoje y termine convenciendo a su madre de despedirme. Pero esto, el que quiera faltar a sus citas con la psicóloga, no lo iba aceptar ni ceder. Así que se me ocurrió una idea.

Una vez que Noah se encerraba en su habitación era muy difícil que alguien le dijera algo para que salga, pero yo no necesitaba palabras para sacarlo de allí.

Le pedí ayuda al jardinero y su ayudante. No recuerdo como se llamaba, o si alguna vez supe sus nombres, pero no necesite eso para pedirles un favor, luego de prometerles que no serian despedidos si hacían lo que les decía. Sabia que a Rebekah no le molestaría siempre y cuando era para ayudar a la salud de Noah, pero de todas formas no se lo planeaba decir, y no supe si ella alguna vez se entero, pero estaba segura que si. Ella sabia todo lo que pasaba en la casa cuando no estaba.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora