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¿Cómo algo tan bello por fuera podría ser todo lo contrario por dentro? Me pregunté.

Noah ignorando nuestra existencia mientras seguía moviendo su mano derecha con el lápiz sobre la hoja. Sus labios estaban entre abiertos y rojos, su ceño fruncido y su pie inquieto, su mandíbula era muy afilada, tal vez porque su rostro era muy delgada.

-¿Qué?- fue lo único que logre decir luego de aquella confesión.

-No se que te habrán dicho cuando te ofrecieron el trabajo pero Noah no es un niño- me miró con lastima- lo siento. Creo que yo también debí haberme expresado mejor. Lamento que hayas venido solo para esto yo....

-Quiero hacerlo-la interrumpí. Segura.

-No creo que estés preparada cariño. Tienes que ser mas....-se calló buscando las palabras-fuerte. Ciertamente buscaba hasta un hombre. Noah puede ser muy difícil, hasta imposible diría yo.

-Entiendo que no era lo que buscaba y es algo nuevo pero...podríamos probar. Por favor- susurre a lo ultimo.

-Desde que regreso dos enfermeras han renunciado. Y ellas eran....

-Profesionales- la complete- si lo entiendo. Pero si yo se que podre con él no me iré, ni aunque sea difícil, o se comporte de mala forma. No lo dejaré si siento que tiene salvación.

-¿Y cómo sabes que tiene salvación?.

-No lo se. Pero usted lo mira como si lo tiene así que yo le creo.

Me dio una sonrisa triste y volvió a mirarlo. Sus se cristalizaron mientras lo veía, parecida un niño coloreando, un niño que había roto el corazón de su madre. Una madre que pedía ayuda a gritos.

-Okey- me dijo limpiando una lagrima invisible- hablaremos de tu pagó entonces.

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El trabajo con Noah era facil, o al menos, lo sentí así mientras Rebeka me lo explicaba. Había salido de un centro de rehabilitación de drogas en Londres hace 2 meses, su madre me explico que desde que se interno, hace 2 años hasta ahora, había dejado de trabajar para mudarse a Londres y estar a pendiente por si algo pasaba, lo visitaba cada fin de semana, y a veces más. Cuando volvió a casa intento ser ella quien lo ayudara con sus reuniones en grupos de autoayuda, con la sesión con su terapeuta, la curación de su brazo e intentar que se vuelva a adaptar al mundo. Pero no pudo, y busco ayuda. Cosa que fue peor.

Entre llanto, me confeso, que también tuvo que hablar con una terapeuta porque sentía que toda esa situación le sobrepasaba, y le aconsejaron que haga algo por ella misma, porque o sino estaría mal y así no podía ayudar a su hijo. En las horas que yo estuviera con Noah ella volvería al trabajo, trabajaba como editora en una revista de moda. Y según lo que me dijo, a ella le apasionaba.

Básicamente mi trabajo consistía en cuidar que Noah no se escape en el tiempo que ella estaba afuera. No fueron exactamente las palabras que utilizo Rebeka cuando me explico lo que tenia que hacer, pero resumiendo era eso. Tenia que vigilar lo que hiciera. Había hecho que tanto la psicóloga como el doctor vinieran hasta su casa así evitaba cualquier incidente que pudiera pasar en el camino hasta la clínica o el consultorio; yo tenia que recibirlos y hacer que Noah esté listo para sus terapias. Utilizo y dijo mucho la palabra "no escapar". Al parecer lo hacia seguido, o era su mayor temor.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora