Prologo

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-No quiero jugar más -tira el control al suelo. Se cruza de brazos y frunce el ceño.

-No seas gallina-le dice su hermano gemelo.

-No soy gallina. Me aburrí. Vamos a jugar otro juego.

-No. A mi me gusta -dice enfadado- no es mi culpa que no sepas jugar.

-Si se jugar - se defiende empezando a enojarse.

-Claro que no.

-Claro que si.

-Que no.

-Que si -Su hermano sonríe con malicia viendo como su gemelo estaba tan enojado que lloraría en cualquier momento. Siempre era fácil sacarlo de las casillas, le gustaba. Se aproximó lento como si fuera un león para atrapar a su presa y a tan solo unos centímetros de su cara y con todo su veneno posible le articulo-Gallina -Y rio.

Y cayó al piso de un momento a otro. El que hace unos minutos pareciera que quebraría en llanto se encontraba sobre él intentando pegarle, intentaba hacer que el ya no pequeño puño de 13 años de su hermano no llegara a su cara sujetandolo por las manos e intentando rotar su cuerpo para que salga arriba suyo.

Adam y Aston. Gemelos. Misma placenta, misma bolsa por nueve meses y medio. Si nueves meses y medio. Los pequeños holgazanes no querían salir, su madre ingreso a una cesaría programada al ver que sus niños no nacían y la fecha en la que se suponía debían nacer quedó en el olvido.

Nacieron a las tres de la tarde en agosto. Sus primos, tíos y abuelos lo fueron a visitar al hospital. Su único hermano en aquel entonces. Neville. Estaba feliz por la llegada de sus hermanos. Aunque bueno...ellos crecieron y ahora los tildaba como "pequeños insoportables que viven en mi casa" o "pequeños insoportables que se pelean todo el tiempo" o "pequeños insoportables que tienen la culpa de todo".

-No soy un gallina -gritó.

-Si que lo eres. Imbécil -le contesto también gritando.

Ahora no solo quería sacárselo de encima. Si no también pegarle. Le debía respeto. Era mayor que él por un minuto, ¿quién se creía?.

El video juego en la tele que mostraba el final del juego y el resultado 5-1 quedo en segundo plano y los gritos y gruñidos en primer lugar. Tanto asi que advirtio a los mayores que algo pasaba.

-¿Qué se supone que están haciendo?.

El cuerpo de ambos se congelo y dejaron de luchar. Se miraron mutuamente con los ojos abiertos y volvieron a sentarse en los pequeños puff azules como si nada hubiera pasado.

-Nada- respondieron al unisonó.

Su madre arqueo una ceja.

-Se acabó - les dijo y ambos sabían lo que significada.

-¡No! -gritaron los dos haciendo saltar de un susto a su madre aunque esta seguía avanzando hacia la dirección de la consola.

-No mamá -rogó el mayor por un minutó. Adam

-Mamá él inicio todo - le señalo su hermano tratando de conservar la consola y desligarse de la culpa. Asi conservar el juego y que las represalias cayeran sobre su opuesto.

-¿Qué? Claro que no.

-Él me llamo gallina mamá.

-Él se abalanzo sobre mi e intento pegarme.

-Solo porque me dijiste que no sabia jugar.

-No sabes jugar.

-¡Silencio! -gritó su madre antes que vuelvan a pelearse con contacto físico. Tenian 13 años, plena adolescencia, pero a veces se comportaban peor que unos niños- Esto -agarró la consola desconectando los cables- se viene conmigo y no se los devolveré hasta la noche. Ahora salgan de aqui y vayan a jugar a fuera. Cómo niños normales, por favor. O compórtense como personas grandes, por el amor de dios no tienen 8 años.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora