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Cuando entre por segunda vez al departamento de Noah fue tan distinto.

La primera vez que lo pise fue horrible. Estaba temblando de frío, asustada, y Noah estaba inconsciente en el piso. Fue una de las peores noches de mi vida.

Pero cuando entre esa vez, dos semanas después del anuncio inesperado de Noah en el cumpleaños de su madre, la primera situación me pareció tan lejana. Como si hubiera pasado hace años o en otra vida. No podía creer que separaba un suceso con otro solo unos meses.

Todo fue diferente esa ocasión, literalmente todo. Afuera había sol y hacía calor. No entre corriendo asustada y temblando si no feliz, entre risas y una venda en mis ojos. Sabia dónde estaba Noah, no esperaba verlo tirado en el piso inconsciente sino que estaba a mi lado haciéndome reír y besándome el cuello mientras me hacía caminar.

No le preste atencion al departamento la primera vez, era de noche y en el tiempo que estuvimos dentro solo habíamos prendido la luz del baño, lo último que me importaba esa vez era observar el departamento, pero si me acobardaba de la linda vista, había una pared de vidrio que mostraba toda la ciudad, esa ocasión veia la luces de los edificios o autos mientras trataba de tranquilizarme sentada en el suelo, mientras Spencer atendía a Noah. Recuerdo patente esa escena porque fue uno de los momentos donde no supe que hacer con mi vida, ni como actuar.

Pero esos recuerdos feos en aquel departamento fueron llenados por nuevos y bellos.

El departamento frio, desalmado, desamoblado y que en algún momento me dio pesadillas, fue reemplazado por uno con vida . Amoblado, decorado, había colores, la luz oscura que entraba por la pared de vidrio ahora era brillante y cálida. ¿siempre fue así de grande? ¿tambien era asi de bello cuando entre por primera vez?.

No lo sabia.

-Noah- dije asombrada- ¿tu hiciste todo esto?.

El asintió con un brillo en sus ojos. Me abalance sobre el. Enrede mis piernas en su cintura y el rodeo la mía con sus brazos pegandome a su cuerpo.

-¿Te gusta?.

-Es hermoso.

-Tal vez mamá me ayudo un poco pero terminé confiando más en mi increible gusto.

-¿Tu increíble gusto?- me burle de su orgullo. Asintió- si tienes razon. Tienes un buen gusto.

Me dio un dulce beso. De esos que me hacían suspirar enamorada con solo recordar. De esos que solo daba Noah.

En un rapido movimento desenredo mis piernas de su cintura y me cambio de posición, tomando ambas piernas en sus brazos.

-Bienvenida a nuestro hogar señorita- susurró a mi oído.

Los siguientes días recibimos la visitas de los familiares de Noah.

Rebekah traía cosas para la casa cada vez que venía, gracias a ella tuvimos varias cortinas de diferentes colores, colchas, vasos, y varios adornos. Era muy tierno de su parte.

La abuela de Noah tambien nos visito un domingo, almozarmos todo juntos. Me gustaba micho cuando nos visitaban, siempre traían buenas vibras.

Toda la duda que tenia sobre mudarnos juntos con Noah desaparecieron desde el día uno. Disfrutaba mucho convivir con el, me gustaba llegar después del trabajo a nuestro departamento, comprar cosas para el, acomodar todo a mi manera, recibir personas y ser anfitriona.

También le mande foto a mis padres. Mi madre me apoyó en todo el proceso de mudanza por teléfono.

"No te olvides de poner todas tus cosas" "¿Tienes otra valija más?" "Justo acabo de comprar alfombras te enviare uno" "Si algo no te gusta algo de ese chico sal inmediatamente de allí o te vamos a buscar con tu papa".

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora